A cara descubierta

Testigos de la comunidad mapuche Pu Lof de Cushamen declararon hoy su versión de lo sucedido durante la represión de Gendarmería el 31 de julio y 1° de agosto pasados. Uno de ellos declaró ver cómo efectivos de esa fuerza se llevaron a Santiago Maldonado.

 martes, 5-septiembre-2017


Matías Santana había contado esta historia días atrás. Ante la Procuvin (Procuradora contra la Violencia Institucional), encapuchado y en el Pu Lof. Ahora, lo hizo a cara descubierta, ante la prensa y ante el juez Guido Otranto en el Juzgado Federal de Esquel. Contó, nuevamente, que vio desde una loma cómo un grupo de gendarmes golpeaban “un bulto con campera celeste”.

Esa campera celeste era la misma que él mismo le había prestado horas antes a Santiago Maldonado. Santana contó que los agentes metieron ese bulto -o sea, a Santiago- en un Unimog, luego lo pasaron a una camioneta blanca y lo llevaron rumbo a Esquel. Por otra parte, negó que la comunidad haya impedido el rastrillaje posterior en busca de Santiago por parte de las fuerzas de seguridad. Sí contó que en un primer momento “quisieron entrar sin orden y por eso no pasaron”, pero que más tarde hicieron el trabajo de búsqueda por todo el territorio sin problemas.



También declararon tres mujeres cuyos relatos son esenciales. Una de ellas fue quien llevó a Santiago al Pu Lof el día anterior a su desaparición. La versión de esta mujer echa por tierra cualquier hipótesis de que Santiago no estaba allí ese día (la línea investigativa que decía que Santiago había sido herido días antes por un puestero ya se derrumbó tras resultados de muestras de sangre).

Las otras dos mujeres son Soraya Maicoño y Noemí Garay, quienes vieron todo desde otra perspectiva, ya que estaban en la ruta porque habían sido detenidas cuando venían en un auto, para hacerles un control. Fueron ellas las que vieron dos veces aquel día al jefe de gabinete del Ministerio de Seguridad, Pablo Noceti.

Respecto a por qué cambiaron su postura de declarar sin dar su identidad y encapuchados, los testigos dijeron que antes “no estaban dadas las condiciones” pero que la situación cambió y que sienten que ha crecido el apoyo social a su causa. El miedo es que, cuando las cámaras y los flashes del país vayan alejándose del Pu Lof, llegue la reprimenda por parte de Gendarmería.