Atados de pies y manos
Argentina solicitará al FMI un crédito stand-by que establece que el desembolso de los recursos está sujeto al cumplimiento de condicionalidades que impone el organismo, que siguen siendo las mismas y que la entidad ya había solicitado cuando se aprobó la reforma previsional: ajuste fiscal y reformas estructurales como la flexibilización laboral.
jueves, 10-mayo-2018

Lagarde y Dujovne, socios para el ajuste.
Si volver al mundo –como prometió Macri- era volver al FMI, lo hicimos de la peor manera: la Argentina solicitará al organismo internacional un tradicional crédito stand-by, que establece que la entrega de dólares se realiza en cuotas que dependerán del visto bueno del staff del FMI que realice las supervisiones en la economía argentina.
Los préstamos stand-by permiten solicitar un monto equivalente a 4,35 veces la cuota del país en el FMI a lo largo de tres años, que en el caso argentino ascendería a casi 20 mil millones de dólares, el doble de lo que el Banco Central tuvo que sacrificar en reservas en estos diez días de corrida bancaria.
Sin embargo, el ministerio de Hacienda informó que el país solicitará un “stand-by de alto acceso”, categoría que ofrece un “servicio de aseguramiento frente a necesidades de financiamiento potenciales muy cuantiosas”.
Una historia de fracasos
Este será el decimonoveno crédito stand-by solicitado por el país en sesenta años, y en todos los casos incluyeron las condicionalidades previstas por el FMI: recorte del gasto público, ajuste monetario, desregulación financiera, apertura comercial, flexibilización laboral y reformas de los sistemas de la seguridad social, como el que el gobierno aprobó a fuerza de palazos y balas en diciembre pasado.
Una vez acordada la magnitud y el recorrido que tendrá el ajuste, el staff presentará un reporte ante el Directorio del FMI que deberá dar el visto bueno para habilitar los desembolsos, que están sujetos al cumplimiento de las condicionalidades y la implementación de esos compromisos.
Aunque el gobierno nacional busque convencer a la ciudadanía de que “este no es el mismo FMI que los 90”, “que aprendió de los errores del pasado”, encuestas realizadas por consultoras cercanas al oficialismo, señalan que el 75% de la población rechaza la decisión de volver a un organismo que en la Argentina solo generó más pobreza, desempleo y estallido social.