Aumentos con alto octanaje
La petrolera Shell se sumó a los aumentos con una suba del 6 por ciento. Ya había aumentado Oil. Se aguarda por lo que vaya a hacer YPF, que cambiaría el sistema de comercialización.
miércoles, 17-enero-2018

Las petroleras nunca pierden: desregulación, devaluación, precio del crudo, todo es motivo para subir.
El consumidor argentino ve un surtidor y tiembla. A los brutales aumentos de 2017, se suma que la holandesa Shell -ex casa del ministro Aranguren- dispuso la suba de un 6 por ciento (en algunos puntos del país hasta un 8) de sus precios. Lo propio había hecho la firma Oil (de Cristóbal López, aunque en proceso de venta), pero con una influencia menor ya que su participación en el mercado es minoritaria. Con Shell el impacto es otro, ya que es la más grande de las privadas y su porción de la torta es la segunda más grande detrás de YPF.
“Los costos son los costos, y hay que aprender a convivir con los aumentos”.
Marcos Peña, ayer en conferencia de prensa
Axion Energy (ex Esso) todavía no definió qué hacer, aunque se descuenta que en el corto plazo deberá sumarse a los aumentos. El caso de YPF es distinto debido a que dispondrá un sistema de precios según una zonificación barrial, horario y factores de disponibilidad, oferta y demanda.
El jefe de gabinete Marcos Peña dijo ayer que no podía confirmar cuándo iba a darse el cambio en la petrolera estatal ni cuándo iban a aumentar las privadas. La respuesta llegó sólo un par de horas después. Además, dijo que “hay que aprender a convivir con los aumentos”.
Desde el gobierno intentaron explicar estos aumentos por la tendencia alcista del precio del crudo, pero eso no explica por qué el precio en Argentina medido en dólares subió más que en otros países de la región, ubicando a nuestro país en el segundo lote de países con nafta más cara (detrás de Uruguay, históricamente líder del ránking). Carlos Gold, presidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina, dijo en diciembre que nuestro país tiene “el segundo combustible más caro de Latinoamérica”. Un análisis de Economic Trends ubica a la Argentina en el cuarto lugar con 1,24 dólares por litro, aunque casi al mismo nivel de Brasil (1,27) y Chile (1,31).
En nuestra ciudad, el litro de súper de la firma holandesa trepó a 26,50 pesos y el de premium perforó el techo de los 30 pesos, uno de los precios más altos del país.