Batalla perdida

El municipo le revocó a la Corporación América -o sea, a Eurnekián- la obligación de construir una planta de tratamiento de residuos cloacales para la zona sur, en el marco del convenio por la urbanización de las 23 hectáreas del ex Batallón 141. El acuerdo entró en un terreno totalmente nebuloso.

 jueves, 14-diciembre-2017

Eduardo Eurnekián y la Corporación América fueron beneficiados con la reforma del convenio por parte de la Municipalidad.


Uno de los mayores beneficios que iba a traer la entrega del último pulmón verde de la ciudad al grupo empresario encabezado por Eduardo Eurnekián era la obligación de que la Corporación América construyera una planta de tratamiento de residuos cloacales exclusiva para la zona sur. Esa obligación se terminó ayer: el gobierno municipal hizo una adenda por la cual exime a la empresa de esta responsabilidad y dice que va a derivar la inversión de Eurnekián a la planta madre de Bajo Grande. Sin embargo, con esta decisión, muchas variables importantes quedan en tonos grises.

El argumento para esta medida es que la provincia ha hecho obras en la zona sur, en la línea troncal que va a la plata de Bajo Grande y por ende no haría falta que el privado construya la obra. La modificación indica que ahora esa inversión irá directamente a Bajo Grande, pero no dice cuántos metros cuadrados tiene el predio a urbanizar -base sobre la cual se calcula la inversión que tiene que hacer la empresa- ni se cumplirá con el convenio urbanístico que indica que la inversión debe ser de entre el 10 y el 15 por ciento del total. “Si van a invertir los 96 millones que anunciaron en el megaproyecto, estarían invirtiendo un 2 por ciento en las obras”, detalla Magnasco. Como mínimo, cinco veces menos de lo que deberían.

Además, tanto la Nación como la Provincia están haciendo inversiones en Bajo Grande, por lo que surge la pregunta: ¿En qué invertirá Eurnekián y la Corporación América dentro de la planta de tratamiento más importante de Córdoba? No se sabe, no hay plan de obras ni estudios para saber qué cosas hacen falta ni precisiones oficiales al respecto.

Por otra parte, está el problema de que, por norma urbanística, toda obra comprometida tiene que hacerse antes de comenzar la urbanización. Sin embargo, habiendo transcurrido cinco años, no se hizo nada y la construcción del megaproyecto inmobiliario, que incluye entre otras cosas cinco mil nuevos departamentos, ya está en marcha. “Cuando presentaron el megaproyecto inmobiliario no tenían ni el plano de la planta de tratamiento de líquidos cloacales. Nunca estuvo en sus planes hacerlo“, asegura Miguel Magnasco, titular de Fundación Córdoba de Todos, que viene trabajando contra el ruinoso convenio que es casi una ofrenda a la empresa. Magnasco remarca que “el ejecutivo municipal podría rescindir el contrato” por este incumplimiento. Pero, obvio, no va a pasar.

En este sentido, se configura, según Magnasco, “una doble violación: a la norma urbanística, que dice que las obras comprometidas deben hacerse antes de empezar a urbanizar; y al propio convenio, firmado entre la Municipalidad y la empresa”.

Nombres vidriosos

Hay un último detalle que causa suspicacias: la firma a la que se le entrega el cambio de motivo -o sea, la modificación de ayer- es diferente a la que rubricó el convenio. La que firmó en 2013 fue Corporación América S.A. y el nombre que aparecía ayer era Corporación América Inmobiliaria S.A., una subsidiaria de la primera, que según el titular de Córdoba de Todos “no tiene casi patrimonio”. Entonces ¿sobre quién cae la obligación de incumplimiento del convenio? No queda claro. ¿Si la empresa subsidiaria se declara insolvente se extingue la obligación de inversión en Bajo Grande, readecuación vial y otras obras comprometidas? Tampoco se sabe. El cambio de nombre pone todo bajo un lente demasiado vidrioso.