Graciela Pedraza

 

columnista alreves.net.ar

Bolsonarismo en marcha

26 de octubre 2018. Escucho el editorial de Cristian Maldonado. Recomienda estar atentos al “bolsonarismo” que podría gestarse en la Argentina en cuatro, ocho o doce años.

Agregaría por mi cuenta: o en menos tiempo.

El “fenómeno Bolsonaro” no se incuba, gesta e irrumpe en una exhalación. Viene de décadas atrás, de cuando el Estado, en este caso el brasileño, permitió poco a poco la concentración de medios masivos en pocas manos. Ricas, multimillonarias, poderosas manos, que siempre echan agua para su molino, desde ya. La Red O Globo (simil Clarín) es el más claro ejemplo de que el rigor periodístico no existe, las grandes campañas contra el PT o los Sin Tierra, Sin Techo, han sido siempre una constante mentirosa. Más de 90 millones de brasileros se des-informan a través de esta inmensa red que incluye prensa radial, televisiva y escrita.

Para atenuar la embestida privada, en 2007, durante la presidencia de Lula, se crea la Empresa Estatal Brasileña de Comunicación (EBC), de la cual depende hasta hoy, una red de radios nacionales, como la de Amazonia. “Desde el año pasado (referido a 2016) la comunicación pública en Brasil sufre una reestructuración por el Gobierno de facto, y la Radio Nacional Amazonia ha sido uno de los blancos más recientes de las políticas de desmantelamiento de Michel Temer”. Quince millones de dólares es lo que se le “chupó” del presupuesto a este medio, en un año, sin contar a los restantes de la EBC. (1)

El 98% de los hogares brasileños tiene televisión abierta, sector que se beneficia con el 60,92% de la publicidad. La Red Globo es líder del mercado y concentraba ya en 2009, el 45,2 por ciento de la audiencia y el 73,5 por ciento de la publicidad; tres veces más que sus principales competidoras. En la televisión de pago, Globo tiene participaciones en 38 canales y poder de veto a la entrada de contenidos en las distribuidoras SKY y NET que, en conjunto, controlan cerca del 80 por ciento del mercado.

Pese al empuje que se le dio en los gobiernos de Lula y Dilma a las redes estatales, “en 2012 la media de audiencia de las emisoras públicas en Brasil osciló entre el 0,2 y el 0,95 por ciento en las ciudades de Río de Janeiro y São Paulo, y en el Distrito Federal, bastante inferior a la de Globo, que es del 41,27”. (2) Sin embargo, en Gran Bretaña la BBC1 –servicio público de radio y TV- concentraba para la misma época el 21,3% de la audiencia. (3)

Los medios, bombas de nuestro tiempo

En una entrevista realizada en los 90 al brasileño Darcy Ribeiro, el antropólogo, sociólogo e intelectual de fuste , decía que los gobiernos y los periodistas no teníamos que andar con chiquitas, sino tomar por vías de expropiaciones y/o compras, los grandes medios masivos. Ellos son, afirmaba, las bombas de nuestro tiempo, y hay que desactivarlas de manera urgente.

Días atrás, cuando José “Pepe” Mujica fue entrevistado por Radio Universidad (4), una de las autocríticas que hacía a los gobiernos progresistas de años atrás (también al suyo), era que en cuestiones claves no se había ido al fondo, y que ahora se veían las consecuencias. Y aunque no mencionaba puntos centrales, indudablemente incluía el manejo de los grandes medios, ocultos (o no) detrás de los cuales se encuentran los poderes fácticos.

Rebobinando. El pichón nazi-fascista no llegó recién este año a una de las vías de legitimación. Acumula siete mandatos como diputado, lo cual significa que hay sectores claves que le allanaron el camino: las Fuerzas Armadas, la Iglesia Universal del Reino de Dios (bajada del norte imperial), y el Poder Judicial, borrado absolutamente ante las barbaridades proferidas por el mesías. Dentro de las Fuerzas armadas existen dos corrientes, todas contestes con el susodicho (no dan ganas ni de escribir su nombre, de manera que obviaremos eso). Una se inclina por un neoliberalismo a la Argentina actual, y la otra por un liberalismo industrialista. A ninguno de los dos sectores les importa un rábano la Amazonia, los indios, los negros, los pobres y los etc que militan en la vereda de los “nadies”. Muchos de los cuales, es de lamentar, terminan engullidos por los discursos de la tele y las radios onda Cadena 3.

Y acá volvemos al punto que nos ocupa hoy. Los medios son un derecho, no una mercancía, esto repetido hasta el cansancio. Por lo tanto, se trata de recuperar los que nos han quitado, y quitarlo. De la manera legal que sea, pero sin esperar a la remanida correlación de fuerzas, porque nunca, nunca, los grandes poderes económicos (financieros, oligarquía agrovacuna, grandes empresarios…) nos darán su apoyo. Será necesario llamar a una nueva Constituyente que de verdad vele por los intereses de los más, y no de los menos. Y hacerlo apenas el gobierno cambie de signo.

Y los nuevos medios deberán tener características de públicos, no de estatales, y como medios públicos tendrán que ser administrados por consejos que reflejen a la ciudadanía: intelectuales, colectivos que velen por la no discriminación, gremios, representantes de pymes, de barrios…, y ser autónomos y autárquicos (suenan risitas irónicas). Si nos quedamos en el control estatal, ya sabemos de sobra lo que pasa, las reformas progresistas son barridas de un plumazo.

La calle movilizada, como ha estado hasta ahora, es el respaldo al cual apelar en los primeros meses de gestión. Si los gobernantes actuales pudieron hacer tanto daño, fundirnos en tan poco tiempo, habrá que ir en reversa pero mirando hacia adelante. De lo contrario, el enano nazi-fascista que busca reencarnación en nuestro país y anida en los grandes medios, pronto será un gigante de tamaño inimaginable.

Notas:

1- Informe Tele Sur TV
2- Informe Revista Pueblos
3- A pesar de todos los hachazos presupuestarios, la BBC ha enfrentado –gracias a sus trabajadores- las presiones de los distintos gobiernos y, en algunos aspectos mantiene cierta independencia. Fue por eso que durante la guerra de Malvinas, el diputado conservador Robert Adley calificó a la BBC como “quintacolumna del general Galtieri en Gran Bretaña”. Y muchos de sus programas (y respectivos periodistas) fueron calificados como traidores a la patria. El Libro Blanco de la redacción funciona, pese la presión de los conservadores que consideran demasiado progresista a la emisora. El nuevo staff incluye a seis representantes políticos y seis miembros activos de la emisora.
4- Radio FM 102.3, programa “Mirá quién habla”.