“Buscan reducir el gasto público destinado a la seguridad social”
Noemí Brenta es economista, investigadora de Conicet y especialista en las relaciones entre la Argentina y el FMI. En diálogo con Nada del Otro Mundo analizó las consecuencias de la reforma previsional, que fue una de las exigencias del organismo internacional al gobierno de Macri.
miércoles, 20-diciembre-2017

Con el gobierno de Macri volvieron los condicionamientos del organismo internacional.
“La Argentina tuvo mas de 40 años condicionada por el FMI, y sabemos cuáles son esa consecuencias: todo el gasto público tiene que ser reducido, excepto el que se destina al pago de intereses y servicios de la deuda externa”, señala con conocimiento de causa Noemí Brenta, investigadora de las relaciones entre el FMI y nuestro país a lo largo de las últimas cinco décadas.
“Ahora, con esta reforma previsional y la nueva fórmula de ajuste, que el algo que organismo pidió se hiciera el año pasado, las jubilaciones no van a aumentar como lo venían haciendo en términos reales por encima de la inflación, salvo los años 2014 y 2016”.
Brenta destacó además que “el otro punto es la reducción de tasa de sustitución, que quiere decir que cuando te jubiles no vas a cobrar el 60% de tu salario actual, como ocurría hasta la sanción de esta nueva ley, sino que lo vas a hacer con el 40 o 45% con suerte, depende del cálculo que te hagan. Esto, que está incluido en la ley que se aprobó el lunes, es muy grave porque implica reducir el gasto público en seguridad social”.
“El FMI lo que busca es que la Argentina reduzca su gasto en seguridad social para destinarlo a los servicios de deuda, siempre fue así”.
Noemí Brenta, investigadora de Conicet, especialista en las relaciones del FMI con la Argentina.
En un breve recorrido histórico sobre el sistema previsional, la especialista recordó lo nefasto que fue la privatización en los 90 a través de las AFJP, “que mantuvieron congeladas las jubilaciones, e inclusive bajaban en el 2008 por la caída de los papeles de esas administradoras”.
“Después de recuperar el sistema solidario, las jubilaciones aumentaron bastante, y si bien en Argentina siguen siendo bajas, y para la mayoría de los jubilados alcanza para cubrir la mitad de la canasta básica, es mejor que en otros países de América Latina, como Brasil, Chile o México, donde los jubilados se mueren de hambre”.
El tercer punto de la reforma que Brenta remarcó es el tema de la edad: “Subirla a los 70 años implica que los jóvenes van a encontrar menos empleos, nadie se va a querer jubilar porque va ser una sentencia de pobreza. Hay 400 mil jóvenes que todos los años están en condiciones de ingresar al mercado laboral que se van a encontrar con dificultades. Y si los viejos no nos vamos, los jóvenes no tienen espacio. Hoy hay un 8 y pico de desocupación, y si esto sigue así va a crecer ese número”.