“Como en el 76, estamos viendo la cara de la desindustrialización”
Pablo Manzanelli es economista y escribió uno de los capítulos del libro “Endeudar y Fugar”, de Eduardo Basualdo, que se presenta en el Sindicato de Luz y Fuerza, que se agotó a las dos semanas de publicarse. En esta entrevista con Nada del Otro Mundo explica cómo la dictadura inauguró un proceso de valorización financiera para liquidar el proceso de industrialización, que es retomado por el macrismo, inclusive con más endeudamiento.
miércoles, 11-octubre-2017

Macri,Prat Gay y Sturzenegger, promotores del modelo de valorización financiera que sustituyó al industrial.
El libro analiza la dictadura, de 1976 en adelante, y las continuidades que hubo en el tema deuda y fuga capitales hasta el presente, pasando por los gobiernos de Alfonsín, Menem, De la Rua, los dos ciclos kirchneristas de Néstor y Cristina, hasta hoy.“El elemento principal de la dictadura fue instaurar un modelo de acumulación distinto al que había tenido la economía argentina entre 1930 y 1976, un programa de industrialización, para pasar a uno de valorización financiera, que tiene a la deuda como un elemento fundamental”, señala Pablo Manzanelli, uno de los autores que participan del libro Endeudar y Fugar, de Eduardo Basualdo, cuya repercusión fue tan grande que está agotado y se espera una nueva edición en pocos días.
Entre 1976 y 2001 el mecanismo de las grandes empresas argentinas fue acceder a créditos internacionales, para hacer un jueguito financiero que consistía en tomar deuda con intereses bajos en el exterior, valorizararlos acá con tasas elevadas, y fugar esa renta financiera a partir de las escasas opciones de inversión productiva. “Por eso la deuda y la fuga es un factor clave para entender lo que pasó y cómo se interrumpe un proceso de industrialización significativo en la Argentina hasta 1976”, explica Manzanelli.
El libro también aborda el período kirchnerista, cuando siguieron vigente estas variables pero por motivos distintos: ““La deuda se reestructuró y se renegoció. Si uno considera la deuda pública en este ciclo, hubo un desendeudamiento no solo en términos de comparación con el PBI, sino en términos absolutos, cayó 1000 millones anuales la deuda”.
Talón de aquiles
El economista advirtió que los gobiernos K también sufrieron la fuga de capitales, ““un problema endémico, que persistió en los gobiernos de Néstor y Cristina, con un volumen de 11 mil millones de dólares anuales, el talón de Aquiles de la economía, porque lo que se fuga es la inversión, y es lo que se requería para solucionar el problema principal de la economía, que es la restricción externa, la falta de dólares”.
Lo que hace el macrismo, es volver a la matriz de la valorización financiera dictatorial. “Hay un cambio significativo en relación al kirchnerismo, un retorno a la valorización financiera, donde la deuda y la fuga son elementos centrales, pero con diferencias. Una de las principales, es el ritmo de endeudamiento, que es inédito en la historia económica argentina. En 2016 43 mil millones de dólares, el doble de lo que había sido el récord en 1982, durante la Guerra de Malvinas”.
Especulación vs producción
Para explicar de manera sencilla la bicicleta financiera que aceitó el macrismo, Manzanelli explicó que “el excedente se invierte en aquellos sectores de mayor rentabilidad, que hoy son las Lebac, entonces las inversiones productivas se postergan, porque los capitales van hacia ese sector. El mecanismo funciona colocando capital a una muy alta tasa de interés con las Lebac, y luego comparar eso con el tipo de cambio. Se cambian cuando sube y se invierte en las Lebac, se vuelve a comprar dólares y se fugan al exterior”.
Manzanelli remarcó que “el que hizo eso en 2016 tuvo una rentabilidad del 16%, no sé si existe un país en el mundo que la rentabilidad en dólares alcanzara ese nivel”. Por eso, explica el economista, “la lluvia de inversiones fue financiera, especulativa. No es una inversión que genere empleo, los sectores financieros son escasamente generadores de empleos, y hoy estamos viendo la cara de la desindustrialización”.