Con ese hueso, a otro perro

En lo que sería una clásica argumentación, algunos sectores empresariales vinculados al campo, a la construcción y al comercio rechazaron el impuesto a las grandes fortunas por considerar que “ahuyentará las inversiones”. Sin embargo, un informe de AFIP revela que casi el 80% de esa riqueza se encuentra fuera del país, como resultado de un proceso de acumulación basado en la especulación financiera y en la fuga de capitales.

 lunes, 7-septiembre-2020

Casi el 80% de las grandes fortunas está radicada en el exterior y sólo un poco más del 1% se encuentra "invertida" en el país.


Desde que la semana pasada ingresó al Congreso el proyecto oficialista que busca aplicar un impuesto extraordinario a las grandes fortunas del país, se alzaron algunas reconocidas voces del sector empresarial argumentando que el gravamen representaría un “impedimento” para la llegada de inversiones y que esto redundaría negativamente en la “reactivación” de la economía argentina. “Lo que se necesita es generar trabajo e inversión y eso se logrará sólo con menos impuestos y un gasto público que se oriente a mayor competitividad, junto con un contexto de economía abierta”, aseguró Daniel Pelegrina, titular de la Sociedad Rural Argentina y representante del sector agroexpotador.

Sin embargo, la defensa de las “inversiones” parece constituir una fachada para ocultar el enorme desinterés que tienen algunos empresarios en el crecimiento verdadero del país. Según un informe de AFIP del año 2018, casi el 80% del patrimonio perteneciente a ese universo de alrededor de 12 mil personas físicas que poseen riquezas superiores a los 200 millones de pesos – y que quedarían incluidas dentro del aporte extraordinario – se encuentra en el exterior y sólo un poco más del 1% está vinculado a empresas ubicadas en territorio nacional. Argumentan en nombre de la Patria pero, por las dudas, su dinero está radicado en el extranjero.

Sumado a esto, el economista Gustavo García Zanotti destacó que puede haber datos no contabilizados en el informe del organismo, ya que los dueños de los grandes patrimonios del país suelen hacer uso de una serie de “artilugios” para ocultar ese tipo de información al fisco. En ese sentido, indicó que el origen de esa riqueza está relacionada con un proceso de acumulación basado en “la valorización financiera y en la fuga de capitales”. “Los ricos tienen más perfil de financistas que de empresarios industriales”, opinó. De acuerdo a datos del INDEC y del Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina (Cefid-Ar), habría un stock de activos fugados de entre 266.000 millones a 500.000 millones de dólares, casi un PBI.