Cuando la crisis se sienta a la mesa

Los números del Centro de Almaceneros muestran cómo el 2018 modificó los hábitos alimentarios de los cordobeses, que buscaron abaratar costos. Aumentó el consumo de fideos secos, papas, pan y mate. Cayó el consumo de carne, frutas y verduras, y leche. En enero, una familia en Córdoba necesitó 26.607 pesos para no caer en la pobreza.

 jueves, 31-enero-2019

Los almacenes de Córdoba sufrieron una fuerte caída de ventas por la situación económica.


El informe de enero difundido por el Centro de Almaceneros de la provincia de Córdoba brinda números muy contundentes para entender los efectos concretos de la crisis en los bolsillos de las familias. La Canasta Básica Alimentaria aumentó un 2,27 % en el primer mes del año y alcanzó una inflación interanual de 51,65 %. Para no caer en la indigencia, una familia tipo necesitó 16.918 pesos. Para la Canasta Básica Total la inflación de enero fue de 2,75 % y una familia tipo necesitó 26.607 para no caer en la pobreza.

Un gráfico de la evolución inflacionaria de la canasta básica alimentaria muestra que los picos de aumento coincidieron con las corridas cambiarias de mayo y septiembre. Las ventas de los almacenes cayeron un 4,37 % (medido en volúmenes) entre diciembre y enero, con una lógica merma por el período vacacional. Sin embargo, la medición interanual si refleja una caída significativa: 7,65 %. Además, la compra al fiado creció 15,72 %, la morosidad 34 % y la incobrabilidad un 16,11 %. La libretita de los almacenes estuvo caliente.

Pero lo más gráfico para entender cómo impactó la crisis en la mesa de las familias es ver cómo es modificaron las compras por rubros alimentarios. Todo el escenario muestra un inconfundible panorama de deterioro de la calidad alimenticia de los cordobeses, empujado por la crisis.

Los lácteos –un sector cuyo mal momento reflejamos en una nota días atrás- cayeron en picada: la leche un 17,20 %, yogur un 23 %, los quesos blandos un 20,30 % y la leche en polvo un 12,40 %. En contrapartida, aumentó el consumo de té y mate cocido un 32,40 % y el de yerba un 28,64 %. En los desayunos y meriendas también hubo más pan francés y mignon (+12,70 %) y menos facturas (-23,60 %) y criollos (-17,35 %).

Las frutas y verduras cayeron un 20,50 %, mientras que el consumo de papa aumentó un 25,9 %. En cuanto a carnes, la vacuna cayó 19,40 %, el pescado bajó 23,70 % y el cerdo tuvo una merma de 6,70 %. El consumo de cerdo venía incrementándose en los últimos años, en virtud de que era mucho más barato que la carne vacuna. Sin embargo, esa relación se equiparó y la curva se revirtió. El pollo, una salida barata para comer carne en situaciones adversas a nivel económico, aumentó un 5,25 %. Es más: la venta de menudos de pollo creció un 31 %.

Por último, la venta de fideos secos también se disparó, al aumentar un 22,40 %, lo mismo que otros productos de los considerados “baratos” como harina (+17,28 %), legumbres secas (+8,20 %) y polenta (+14,40 %).