El aborto no es ley pero seguirá siendo realidad

Tal como se preveía, el Senado rechazó el proyecto que traía media sanción de Diputados. Fue 38 a 31 y 2 abstenciones. El debate y la votación fueron vistos por miles de personas en el país y el mundo, con vigilias desbordadas de gente. En nuestra ciudad, más de 25 mil personas pidieron la aprobación del proyecto.

 jueves, 9-agosto-2018

Cientos de miles de personas en la calle demostraron que, a pesar del rechazo, el aborto ya es una realidad incontenible.


El poroteo de los últimos días ya daban la aprobación como una misión casi imposible. A las 2.44 de la madrugada y tras una extensísima sesión –Michetti había pedido terminar a las 22 por cuestiones de seguridad-, el rechazo al proyecto que venía con media sanción de Diputados cosechó 38 votos. 31 votaron a favor de la legalización.

Las dos abstenciones fueron las de Omar Perotti y Lucila Crexell. Y Eugenia Catalfamo estuvo ausente con aviso. No hubo ningún voto sorpresa de último momento.

foto alreves.net.ar

Sin sorpresas: el resultado, finalmente, fue el que se preveía.

Con este rechazo, el proyecto no va a poder volver a ser tratado hasta mediados del año que viene.

De todos modos, el debate por la legalización del aborto significó la consolidación de un movimiento político-social apartidario –el feminista- que es lo de más interesante en el escenario mundial. Además, le dio a ese movimiento el carácter de joven, ya que las adolescentes adoptaron una actitud preponderante.

En Córdoba, más de 25 mil personas se concentraron frente al Museo de Antropología. La pantalla gigante quedó chica y el sonido escaso para tanta marea. Y en Buenos Aires, la lluvia no logró contener las manifestaciones. De todos modos, terminó en un clima de paz.

Apostillas de una sesión histórica

Córdoba fue un distrito de actuación destacada. Sus tres legisladores llegaron al Senado con un proyecto trabajado y pensado para cosechar más aprobaciones. Aunque no se logró, bregaron por el consenso con una visión basada en la salud pública (los tres son religiosos y de partidos conservadores en lo social). En la sesión confirmaron su apoyo a la legalización. Sólo Chubut se comportó como Córdoba y aportó tres votos a favor de ampliar derechos.

Violaciones sin violencia

El salteño Rodolfo Urtubey dijo que “hay casos donde la violación no tiene la configuración clásica de la violencia”. “Por ejemplo en el abuso intrafamiliar, donde no se puede hablar de violación pero tampoco se puede hablar de consentimiento sino de una subordinación, de una sujeción”, largó con total desparpajo. Luego, la senadora Anabel Fernández Sagasti se lo recordó, pero Urtubey estaba ausente en ese momento. Su defensa la asumió Federico Pinedo, pero embarró todo: “El senador Urtubey dijo que los abusos intrafamiliares, aun cuando no hubiera violencia, había que darles el mismo tratamiento que a la violación. No hacía falta que hubiera violencia para aplicarle el mismo criterio de una violación. Era igualmente grave que una violación violenta”. Fernández Sagasti lo cruzó con la lógica: “Senador, toda violación es violenta”.

Naidenoff, el “pelotudo”

Luis Naidenoff (Formosa, de la UCR) le discutía a la presidenta del Senado, Gabriela Michetti, quien quería cortarle la palabra a una senadora que argumentaba a favor de la legalización del aborto. La cosa terminó con un tono muy elevado y ríspido. Cuando empezó a hablar la siguiente oradora, Michetti hizo una de las suyas. No prestó atención a que el micrófono seguía abierto y soltó: “Es un pelotudo, que se deje de romper las pelotas”.

Naidenoff, la entereza

El senador formoseño perdió a su esposa y a un hijo por un trágico escape de gas hace un mes y medio. Afrontó todo el debate –que tiene muy presente la cuestión familiar- con alto grado de participación. Fue el último orador: “El Estado debe hacerse cargo del problema de salud pública. Hoy vamos a mirar para los costados. Clandestinidad, negocio, oscurantismo y doble moral”. Cumplió la función de Lipovetzky en el Senado, pero con un añadido emotivo. Para aplaudir.

Acá tenés las pibas para el cambio de opinión

El discurso de Cristina no fue de su colección de oratorias épicas. Luego de enumerar logros en los que, consideró, la gestión kirchnerista defendió la vida, aceptó que su postura, en sus años de presidenta, era distinta a la de ahora: “Las pibas me hicieron cambiar de opinión”. “Vamos a tener que incorporar la cuestión feminista a lo nacional y popular que caracterizó al peronismo. Luego de la dictadura incorporamos la cuestión democrática, y entonces dijimos: ‘somos nacionales, populares y democráticos’. Vamos a tener que incorporar: nacional, popular, democrático y feminista”, sentenció la expresidenta.

Pichetto palo y palo

El rey del Senado: habla y se nota que en ese recinto se siente local. Les tiró una gotita de ácido a todos. Deslizó una fina ironía -¿pensando en Cristina?- cuando hablaba sobre la reforma constituyente de 1994 y los que estaban en contra: “Todo el mundo tiene derecho a cambiar”. Luego, dijo que aunque rescata la decisión de Macri de abrir el debate, faltó “decisionismo”. “Los grandes cambios se producen cuando hay ‘decisionismo’. En los países presidenciales, la opinión del presidente no puede ser abierta frente a un tema de esta naturaleza. Debería haberse comprometido con todo en la decisión de que esta ley saliera”, lanzó. Luego, el rionegrino se reservó un dardo para Schiaretti, al comparar fallos internacionales emblemáticos a favor del aborto con “algunas provincias que todavía hoy no cumplimentan el protocola fijado por la Corte Suprema en el caso FAL (NdR: aborto no punible)”.
Además, hubo un párrafo dedicado a Durán Barba, a quien le recriminó decir “que el Congreso discute estupideces y los senadores no leen libros de historia”. “Este Congreso tiene nivel intelectual para discutir cosas importantes. Durán Barba: lamento decepcionarlo”, completó. Al final, se despachó con una opinión sobre la situación en Brasil: “se destruyeron las empresas, se destruyó el sistema político, se reestableció el poder militar y el que viene es un militar de ultraderecha”.