El ajuste se pone en órbita
El Gobierno tuvo que alquilar un viejo satélite cuya vida útil está vencida para ponerlo en órbita y no perder los derechos de uso de la posición. Esa la banda que debía operar el Arsat-3, cuya construcción se abandonó en 2016. El alquiler costará 7 millones de euros.
martes, 12-febrero-2019

El Arsat-2, igual que el Arsat-1, fueron motivos de orgullo nacional. El macrismo destruyó rápidamente el Plan Geostacionario Argentino para ampliar la flota a seis satélites propios.
El ajuste en ciencia y tecnología es uno de los reclamos más fuertes que se le hacen al Gobierno de Mauricio Macri. Y la realidad demuestra que la preocupación no es en vano: la Argentina debió alquilar un satélite –el Astra 1-H- a la empresa española SES para ocupar la posición orbital 81° Oeste en banda Ka. De no utilizar la posición, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) le iba a quitar a nuestro país los derechos de uso de la banda.
El alquiler costará siete millones de euros –pagaderos en cuotas- y tiene una particularidad: el satélite español es viejo y ya cumplió su vida útil, por lo que su única función será ocupar la posición para evitar que la UIT le quite los derechos al país. El Astra 1-H fue lanzado al espacio en 1999 y cumplió su vida útil de quince años en 2014, según reveló el diario Página/12.
En esa banda iba a operar el Arsat-3, cuyo plan proyectaba que entrara en funciones este año. Sin embargo, en 2016, su construcción se detuvo por disposición de Rodrigo de Loredo, en aquel momento presidente de Arsat. Luego, argumentó que se iba a construir sin aportes del Tesoro y sin tomar créditos. La alternativa fue la asociación con empresas privadas pero, como es costumbre en el macrismo, favoreciendo a las empresas: a mediados de 2017 se conoció la firma de un acuerdo con la empresa Hughes para la construcción de Arsat-3 mediante la creación de una nueva empresa en sociedad, de la cual Hughes tendría el control al poseer el 51 % de las acciones.
Sin embargo, la construcción del satélite nacional no avanzó y así quedó trunco el Plan Geoestacionario Argentino 2015-2035, aprobado por Ley 27.208 a fines de 2015, previo al cambio de gobierno. Esa ley disponía la construcción de cuatro satélites más, aparte del Arsat-1 y el Arsat-2, que la administración kirchnerista puso en órbita. Lamentablemente, el tercero fue la vencida para el desarrollo geoestacionario nacional y ahora un satélite “chatarra” ocupará la banda, a la espera de un nuevo plan de desarrollo satelital verdaderamente nacional.