“El aumento de monotributistas oculta trabajo dependiente precario”

Eugenio Biafore es abogado laboralista de mucha experiencia y advierte del nuevo fenómeno que ha generado la economía macrista. En diálogo con Nada del Otro Mundo, explica que la reforma laboral en marcha busca aumentar la productividad empresaria a partir de una intensificación de la jornada de trabajo.

 viernes, 27-octubre-2017

El cierre de empresas y la recesión hizo caer el trabajo privado y formal.


En agosto se conoció el dato de que los montributistas habían aumentado entre un 15 y un 16% entre el universo de trabajadores, y que la mayoría de ellos representaba a la categoría más baja del escalafón. Lejos de representar más “emprendedores”, como sueña y estimula el gobierno nacional, esa masa de nuevos trabajadores esconde trabajo dependiente oculto. “Gran parte no son personas que desarrollan una actividad autónoma, sino que el monotributo es una forma más de precarización, inclusive dentro del Estado, pero esto no es nuevo”, afirma Eugenio Biafore, abogado laboralista de mucha experiencia en el fuero cordobés.

Quien representa legalmente a muchos sindicatos, remarca que hoy “muchos de esos nuevos trabajadores son pobres, carecen de seguridad social y no superan un salario mayor a los 15 mil pesos”, que es el piso que el Indec determina para considerar si una persona superó o no el umbral de la pobreza.

Además, señala el especialista, esos monotributistas cada vez más se alejan del paradigma del trabajador que no era pobre, que tenía seguridad social, y que permitía con sus aportes sostener al organismo nacional (Anses) que es la dadora de los beneficios sociales, como asignaciones, jubilaciones, etc.

Aunque en la Argentina existe un nucleo duro de trabajadores en negro que fluctúa entre el 30 y el 35% del total, ese número ascendió al 50% en el 2016. “La reforma laboral que se está elaborando, y que viene a precarizar aún más el trabajo, muchos ya la están viviendo, porque la tienen instrumentada en su realidad a través del monotributo”, aclara Biafore.

El chamuyo de la modernización

La reforma brasilera, que retrotrae los derechos laborales a la década de 1940, es el ejemplo en el que se inspira Macri y el capitalismo a escala planetaria, independientemente de que se pueda aplicar en Argentina. En este sentido, Biafore advierte que “no es por incorporación tecnológica, por la inversión que el capital piensa aumentar la productividad, sino a través de una intensificación del trabajo, de un aumento en la carga horaria y el ritmo de la jornada”.

“Para explotar más a un trabajador no se necesita de una ley, sino un sistema que lo permita, y la retirada del Estado en esa negociación entre capital y trabajo”. El tema no es solo cómo se crece, sino cómo se reparte la riqueza, lo que es una discusión política. “En 1974 los trabajadores representaron el 49% del PBI, porque tenían una organización que se los permitía. La dictadura se encargó de desmantelar de manera científica ese proceso para que en 1981 fuera el 28%, ésta es la discusión hoy”.

Biafore también apunta a la cuestión simbólica del asunto. “No basta la discusión chiquita y hasta infantil de si se trata de modernizar o no la producción y las relaciones laborales, sino la aseveración del capital, que dice que aquel período fordista que conformó la mejor etapa de nuestros pueblos ha terminado y que por consiguiente el sacrificio de aquella etapa la tienen que pagar los trabajadores”.