El calor de las chicanas

El segundo round de los debates tuvo más cruces que el del domingo pasado. Los focos estuvieron puestos en la disputa Macri-Fernández, pero Del Caño lució muy mejorado y Espert con la solidez de siempre, poniéndole pimienta. Lavagna y Gómez Centurión, para olvidar.

 lunes, 21-octubre-2019

Los candidatos terminaron en el frente del escenario, luego de duelos más picantes que el domingo anterior.


Al ‘debate’ –exposición, para ser más precisos- no puede exigírsele profundidad. Sí esbozo de lineamientos generales y, claro, algo de entretenimiento. En ese sentido, el segundo round de ayer tuvo mucho mayor voltaje que el de la semana pasada. La pelea central, como es obvio, estaba entre Mauricio Macri y Alberto Fernández. Macri intentó ir al ataque, pero le faltan recursos. A Alberto le sobran recursos, pero también le sobran votos, y entonces buscó la lógica: hace la plancha. Por eso, aparecieron dos actores ‘de reparto’ como Nicolás del Caño y José Luis Espert para disputar el centro de la escena. Lavagna y Gómez Centurión lograron una performance (todavía) más olvidable que la del domingo anterior.

El presidente viene demostrando que ya no busca dar vuelta la elección sino engrosar y fortalecer su núcleo duro. Tenía que salir al ataque contra Alberto Fernández y lo intentó. Macri dio todo lo que tenía. El problema es que es bastante poco. Habló de corrido, que ya es para él una hazaña. Una hazaña tan tardía como inútil a esta altura.

Trabajó su discurso sobre un eje ellos-nosotros para polarizar con el kirchnerismo. “Es verdad que en este último año tuvimos un problema de empleo”, admitió, y prometió que eso va a cambiar el año próximo.

Alberto Fernández dijo dos veces “a mí no me van a correr”. Esa frase lo resumió anoche. Sabiendo el resultado de las PASO, jugó más conservador pero igual de suficiente que el domingo anterior. “Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí resucitando”, citó a María Elena Walsh para resumir la historia reciente del país.

El cruce más duro entre Macri y Fernández se dio cuando el presidente le preguntó cómo podía ser que no haya visto los presuntos hechos de corrupción durante la gestión kirchnerista. “¿Usted en el clan Macri no vio la corrupción de la obra pública? ¿No vio lo que pasaba en su familia? Después, cuando su padre murió, nos contó que era responsable”, fue la dura réplica del exjefe de Gabinete, recordando la frase de Macri de que su padre formaba parte de “una estructura corrupta” a solo dos semanas de su muerte.

De reparto, pero picantes

Nicolás del Caño y José Luis Espert levantaron la temperatura y dispararon contra Macri y contra Alberto Fernández, que nunca los subieron a su ring, salvo Fernández a Espert en una ocasión.

Del Caño manifestó una mejoría notable respecto del debate anterior. Contó el cuento que cuenta siempre, pero mucho mejor contado. Recordó el veto a la ley de glaciares, la quita de retenciones a la minería, el glifosato, Chevron. Repartió misiles a diestra y siniestra. Más a diestra que a siniestra (por fin). Además, comparó a Pichetto con Micky Vainilla (el personaje neonazi de Capusotto).

“Durante su gobierno se emitió un decreto para salvar a su familia de pagar la deuda que tenían con el Estado de cuando manejaban el correo y evadían impuestos, ¿a usted le parece?”, le tiró Del Caño a Macri, y calificó de “estafa” los créditos hipotecarios UVA.

José Luis Espert es, al decir de los Redonditos de Ricota, el TV Führer. Navega esas aguas mejor que los demás y ayer llevó la pimienta. Después, lo de siempre: defenestrar sindicalistas, pedir baja del gasto público, amenazar a Grabois. “Cuidado Grabois conmigo”, fue la frase más impactante. Propuso bajar la edad de imputabilidad a 14 años.

Los olvidables

Por último, no hay demasiado que decir de Lavagna y Gómez Centurión. El exministro de Economía dejó como nota sobresaliente un llamativo bache al comienzo. Se tildó durante varios segundos y no lograba arrancar. Perdió el hilo y se mostró perdido. Dijo que “no hay que tener la mano dura de los que proponen dinamitar todo (Pichetto), ni la mano boba, fofa” como definición en seguridad. Además, criticó a Bullrich por su “fascinación por las armas”. Poco para recordar de un candidato que se suponía más sólido desde lo argumental.

Gómez Centurión propuso “un modelo de país sin grietas, con respeto a la autoridad” y “donde el orden público vuelva a ser un valor”. Además, coincidió con Espert en el pedido de baja del gasto público: “El administrador es más grande que el administrado. El collar es más grande que el perro”.

El debate tuvo algunas chispas al calor de las chicanas, pero otra vez no parece haber alcanzado para modificar sustancialmente el resultado.