“El cambio en el Progresar busca tapar otro nuevo recorte”

Eliana López, Trabajadora Social y ex Subsecretaria de Inclusión de la Secretaría de Asuntos Estudiantiles de la UNC, advirtió que los anuncios del gobierno sobre el programa convierten lo que era un estímulo para que jóvenes de sectores vulnerables accedieran al trabajo y al estudio en sus distintos niveles, en becas académicas que ya existen.

 miércoles, 31-enero-2018


Por Camilo Ratti

“El anuncio del gobierno es perverso, porque cambia el sentido del programa PROGRESAR, que estaba destinado a jóvenes de 18 y 24 años de sectores vulnerables con el objetivo de promover su inserción escolar y laboral, para convertirse en becas académicas que ya existen, profundizando diferencias sociales y económicas en esta franja de la población, nuevamente maquilladas con el discurso del mérito y el esfuerzo”, advirtió a Al Revés Eliana López, trabajadora social y ex Subsecretaria de Inclusión y Ciudadanía Estudiantil de la Secretaría de Asuntos Estudiantiles de la UNC entre el 2011 y el 2016.

Ayer, el presidente Macri anunció que el PROGRESAR no solo pasará de la órbita de la Anses para ser ejecutada por el ministerio de Educación, sino que dejará de ser un programa de inclusión para transformarse en una beca que buscará incentivar las carreras duras y los promedios altos. “Las becas apuntan a poner en valor cuestiones claves como el mérito y el fuerzo”, señaló el ministro del área, Alberto Finocchiaro.



Lanzado en el 2014 por el gobierno de CFK, el PROGRESAR pagaba una asignación mensual a jóvenes de 18 a 24 años (ahora será hasta los 30 años) que cursaban algún nivel del sistema educativo, o realizaban algún curso de oficio laboral, reteniendo un 20% del total que se reponía al año siguiente una vez entregado certificados de regularidad del ciclo anterior. En el PROGRESAR macrista se abonará por ciclo lectivo, es decir 10 meses, a los alumnos que cumplan con requisitos de asistencia y tengan el 50% de las materias aprobadas.

“En algún punto el PROGRESAR funcionaba como una continuidad de la Asignación Universal por Hijo, con la idea de contrarrestar las situaciones de desventaja en educación y trabajo de los jóvenes en nuestro país, de estimular a los más desprotegidos”, remarca López, quien desde su contacto directo con los jóvenes se relacionó con el programa. “Por eso no me parece bien que se conviertan en becas universitarias académicas, porque ya existen ese tipo de becas que cubren un perfil de estudiante”, agrega la especialista.

Inclusive la ex funcionaria de la UNC rescata la perspectiva de género que tenía el PROGRESAR: “Muchas de las beneficiarias eran mujeres, a quienes el ingreso les permitía pagar el cuidado de los hijos para estudiar o comprarse material de estudio. Al año de haberse lanzado puesto en marcha, un estudio demostró que a la mayoría de los beneficiarios los recursos les alcanzaba para sostener cuestiones básicas o trasladarse a lugares donde cursaban sus oficios o trabajaban. Ahora el perfil de la población va a ser otra, porque se plantea como una beca académica”.

“A 100 años de su Reforma Universitaria, el gobierno nacional toma medidas para que no sean los sectores populares los que puedan llegar a la universidad pública”.

Eliana López, Trabajadora Social y ex Subsecretaria de Inclusión y Ciudadanía Universitaria de la UNC.

Acreditados

Otra de las razones esgrimidas por el gobierno nacional para cambiar el sentido del PROGRESAR, es la supuesta falta de controles, educativos y laborales, sobre quienes recibían el ingreso. Pero según López, “había dos acreditaciones anuales de las instituciones educativas en sus distintos niveles (primerio, secundario y universitario) y también certificaciones de organismos laborales”.

Para quien participa en equipos de investigación con jóvenes en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNC, “tanto el ministerio de Educación de la Nación, como el de Trabajo, garantizaban que se cumplieran los objetivos laborales y educativos. Inclusive cada unidad académica de la universidad tenía un código específico para acreditarlo, y esos datos se cruzaban con el sistema guaraní, que es el que sistema operativo que se utiliza para el cursado en la universidad”.

Sin embargo, a la idea de derechos, de igualdad de oportunidades, el gobierno contraoferta el discurso del mérito, que tanto rinde en términos políticos y de opinión pública: “Vamos a un programa planificado en donde queremos medir la trayectoria educativa y reconocer el mérito en función del esfuerzo y las superación personal”, sostuvo el Director Nacional de Desarrollo Universitario y Voluntariado, Pablo Domenichini, en el lanzamiento del nuevo PROGRESAR.

Lo que no tiene en cuenta el funcionario, ni el gobierno en el que se desempeña, es que el esfuerzo personal y el mérito no pueden medirse con la misma vara, porque el lugar de largada nunca es el mismo entre los competidores de la misma carrera.