El enemigo perfecto

Pablo Sigismondi es geógrafo, viajero incansable y uno de los poquísimos extranjeros que pudo ingresar en el 2009 al país más demonizado del planeta. En diálogo con Al Revés, cuenta cómo es el país gobernador por la dinastía Kim, qué rol geopolítico cumple en la disputa China-Estados Unidos y porqué se le planta de igual a igual a la principal potencia bélica del mundo, que aprovecha la situación para esconder su complicado frente interno. “Estamos ante dos líderes irracionales, erráticos e impredecibles”, arriesga el cordobés sobre Trump y Kim Jong-un, protagonistas de un enfrentamiento que sería catastrófico.

 sábado, 12-agosto-2017

Las amenazas mutuas se explican por la necesidad de fortalecer su imagen hacia adentro de cada país y consolidar el frente interno.


Por Camilo Ratti

“Corea del Norte nunca tiró una bomba atómica, y tiene a 30 mil soldados de Estados Unidos apostados en la frontera de Corea del sur. Es su poderío militar la única garantía para no ser destruida por occidente, como pasó al finalizar la Segunda Guerra. Además, están rodeados de bases militares que los yanquis tienen en toda la región, en una especie de anillo sobre la costa este de China, amenazando permanentemente”, ”, advierte Pablo Sigismondi, geógrafo cordobés y viajero incansable que recorrió 150 países,lo que le permitió conoció en profundidad los lugares más exóticos del mundo, Corea del Norte entre ellos.

Y no es que le caiga simpático el régimen de Kim Jong-un, o Pablo sea un defensor de las armas nucleares, todo lo contrario. Pero la posibilidad de haber sido uno de los pocos extranjeros no chinos que ingresaron a Pionyang en el 2009, le permite hacer una lectura más precisa de un país que es una gran incógnita, ubicado en la zona más caliente de la geopolítica actual. “Las armas nucleares son la barrera de contención para no ser invadidos por Estados Unidos, por eso Corea del Norte vive en un estado de guerra permanente. Son la garantía de su supervivencia e independencia, y hasta el momento nunca han atacado a nadie”.

“Las armas nucleares son la barrera de contención para no ser invadidos por Estados Unidos, por eso Corea del Norte vive en un estado de guerra permanente. Son la garantía de su supervivencia e independencia, y hasta el momento nunca han atacado a nadie”.

Pablo Sigismondi, geógrafo, trotamundos cordobés.

Gobernada por una férrea “monarquía” comunista desde 1948, Corea está desde hace setenta años bajo la dinastía Kim. “El fundador de la república comunista fue Kim il-sung, el héroe que expulsó a los japoneses durante la segunda guerra mundial, y que después de la guerra de Corea que Estados Unidos y la Unión Soviética protagonizaron ni bien terminó el conflicto mundial para dar inicio a la Guerra Fría, se convirtió en el dictador que fundó la monarquía comunista. Luego Kim il-sung le traspasó el poder a su hijo Kim Jong-il, y éste al actual Kim Jong-un, el último de sus cuatro hijos”, dice Sigismondi, intentando un veloz repaso por la historia de un país que parece de otra galaxia.

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El geógrafo cordobés, que recorrió 159 países, fue parte de los 2 mil extranjeros que pudieron ingresar a Corea del Norte en el 2009.

Aventurero por naturaleza, cuenta lo que vivió en carne propia: “El sistema político coreano es cerrado, y el país vive aislado del mundo, no ha variado en lo absoluto en estos setenta años de dinastía Kim. Es un paria del mundo, que se sostiene gracias al apoyo de China”. Entre los muchos interrogantes que plantea una experiencia como la coreana del norte, Pablo revela el que es la pregunta del millón: ¿De qué vive Corea del Norte? “China es la gran contenedora de Corea, la que amortigua la tragedia de este país, la que le provee energía y sostiene sus fuerzas armadas. Pensá que Corea del Norte es el 4to ejército mas grande del mundo, con una población que se estima en poco más de 20 millones de habitantes, y en el cual hay mas de un millón de sus habitantes permanentemente en armas, el 10 por ciento de su población.Es como si en Argentina hubiera 2 millones de personas en armas”.

Esta relación ¿ambigua? compleja con China, que apoya las sanciones a Corea en el marco de las Naciones Unidas, y al mismo tiempo es su sostén económico y energético, tiene una explicación que Sigismondi comparte con Al Revés: “Corea juega como a una especie de Chirolita chino frente al hostigamiento sistemático de Estados Unidos, que con su política imperialista se lleva puesto países sin importar nada más que sus recursos. Sin China, Corea sería otro Irak, Libia o Siria. Hasta el momento no pudieron hacerlo, como tampoco han podido con Irán o Venezuela, donde están las mayores reservas de petróleo”.

Para Pablo, “si China tuviera una armada como la norteamericana, estaría disputando el poder global, pero el chino es un proyecto de 3 mil años”.

El fantasma de la guerra nuclear

Las amenazas –discursivas hasta el momento- entre Donald Trump y Kim Yong In, que amagan con destruirse uno al otro, tiene a la comunidad internacional en vilo, y no es para menos: “Esta disputa geopolítica entre Estados Unidos y Corea-China existió siempre, pero el problema actual es que estamos ante dos dirigentes irracionales, imprevisibles, erráticos y verborrágicos, que no sucedía con las anteriores administraciones yanquis. Pero Trump gobierna a través del Twitter, y el régimen norcoreano ha encontrado a un equivalente”.

Desde el sentido común uno podría pensar que es imposible que Corea del Norte pueda hacerle frente a Estados Unidos, y no deja de sorprender la fortaleza del régimen comunista ante cada bravuconada de Trump. Pero hay una explicación: “El daño sería muy grave para Estados unidos, con consecuencias económicas para toda la región, sobre todo para Corea del Sur y Japón, los dos principales aliados económicos de Estados Unidos. Y en lo estrictamente militar no podría triunfar, sería ineficaz, además de catastrófico, porque Seúl, la capital de Corea del Sur, una ciudad cosmopolita y moderna, está a 50kilómetros de Corea del Norte, en cuestión de horas estaría en ruinas”.

Bravuconadas para tapar el frente interno

La lectura que Sigismondi hace de esta nueva ofensiva norteamericana contra Corea del Norte, apunta a un clásico de la política exterior del gigante americano: “Trump tiene un frente interno muy complicado, sobre todo por los chanchullos de la campaña electoral, que todos los días salen a la luz”. ¿Qué hace Trump? “Lo que buscan todos los presidentes estadounidenses: conflictos externos para tapar los problemas internos. Y encuentran en Corea del Norte al enemigo perfecto, porque estos le responden. Los dos saben muy bien que es una guerra imprevisible”, asegura el trotamundos cordobés.

La divinidad al poder

“A Corea del Norte ingresan solo 2 mil extranjeros por año, excluyendo China. Y cuando entrás, lo haces bajo condiciones del gobierno. Entonces la sensación es estar viendo la realidad a través de un vidrio empañado, que a su vez tiene una cortina”, dice Sigismondi, quien confiesa que es tal el control estatal, que es casi imposible hablar con la gente, todo está milimétricamente regulado, que es cuasi imposible saber de qué viven, qué hacen. “De noche todo está oscuro, y los problemas energéticos se explican porque todo está desviado al gasto militar”.

En Corea del Norte no hay oposición posible: “Kim han logrado la divinización de la familia, son considerados dios. Su gobierno es como una religión, la civilización en este país comienza para ellos hace 104 o 105 años, cuando nación Kimil Sun. Toda la sabiduría se sintetiza en su figura, que luego se trasladó a su hijo Kim Yong In, y ahora a Kim Jong Un, que al ser un joven sin experiencia, tiene la necesidad de mostrarse fuerte para contener el frente interno, de ahí toda sus posturas amenazantes hacia Estados Unidos”.

“En lo estrictamente militar Estados Unidos no podría triunfar, sería ineficaz, además de catastrófico, porque Seúl, la capital de Corea del Sur, una ciudad cosmopolita y moderna, está a 50 kilómetros de Corea del Norte, en cuestión de horas estaría en ruinas.

Pablo Sigismondi.