“El fallo contra Jovita es parte de la cultura de la frivolidad”
Luego de que la Cámara de Primera Nominación hiciera lugar a la demanda del periodista Andrés Carpio contra José Luis Serrano, el actor asegura que antes que desalentarlo, lo anima a seguir denunciando los mecanismos del poder instalado. "Vamos a apelar el fallo y estamos tranquilos. Estamos cuidando algo que es de nadie y de todos", asegura.
jueves, 28-enero-2021

José Luis Serrano dice que el fallo en su contra no es una fatalidad sino una oportunidad para seguir expresando lo que piensa.
En el día de los inocentes de 2016, en pleno avance de las políticas de agronegocios de Mauricio Macri sobre la aplicación de la Ley de Bosques en territorio cordobés, Doña Jovita se sumó a la convocatoria civil de marchar al centro de la ciudad para reclamar por la protección del bosque nativo y las zonas rojas que iban a ser cedidas al avance de negocios inmobiliarios. Miles de personas avanzaron por las calles, se congregaron en la Plazoleta del Fundador y hubo conciertos, discursos, cantos y banderas. El relato de lo que sucedía, a cargo de Andrés Carpio por Cadena 3, contaba otra historia, de unos 300 que interrumpían el normal desarrollo del tránsito, que perjudicaban a quienes querían trabajar o tomar el colectivo, que eran más una molestia que un clamor, que la gente no vaya al centro. “Eh, Andrés Carpio, mijo, ¿qué le pasa? un humorista che, un humorista ahora terrorista, ¿qué le pasa Andrés Carpio, Andrés, que está tan incordio?, ¿qué le pasa que está tan embustero, ¡cómo va a decir que hubo 300 personas!… se ve que ni estuvo usted, se ve que ni jué… y encima ni ha visto… ¿qué le pasa Andrés Carpio y a qué se debe esa inquina, ese encono? ¿por qué nos odia, si no nos conoce? ¡Andrés Carpio, sosegate!”, le respondió Doña Jovita, y ahí comenzó un conflicto que hace pocas semanas condenó al actor José Luis Serrano a pagarle 46.000 pesos al periodista por daños y perjuicios morales.
“El fallo siento que forma parte del mismo parámetro de por donde va la humanidad, la cultura de la frivolidad. No se miró cuál fue el mal mayor ni el bien mayor. Probalemente no se trabajó bien el tema, tenemos la posiblidad de apelar y hay una sensibilidad en muchos sectores que me apoyan”, reflexiona Serrano en diálogo con Al Revés. “Estoy tranquilo porque si nos va mal, tambien nos va a ir bien. Aunque nos vaya mal, está bueno, porque en definitiva es una forma de mostrar esta tendencia que tenemos, este miedo a no ser prósperos y exitosos, es una manera de deschavar esta actitud tan instalada”, dice.
En primera instancia, la justicia falló en contra del reclamo de Carpio, pero el periodista apeló la sentencia y dos de los tres jueces, le dieron la razón. Para el abogado Miguel Rodríguez Villafañe, los dichos de Jovita deben considerarse dentro del contexto del personaje y de lo que estaba pasando en ese momento. “Hay palabras que no se pueden analizar fuera del contexto en el que se las dice. Jovita no le dijo terrorista como si estuviera poniendo bombas literalmente, entonces lo que la Cámara no puede es analizar esa palabra fuera del contexto y además no fue direccionada contra el periodista sino de la información que daba, dentro de la forma de expresarse de Doña Jovita y que no está ofendiendo ni es personal. Por otro lado, Carpio no solo mal informaba sino que disuadía y ponía a la sociedad en contra de la marcha. Decía que eran muy pocos, que entorpecían las paradas de colectivos, que el motivo de la marcha no era tal porque el tratamiento de la ley se había postergado, que estaban parando la actividad de los comercios. Es una forma avieza de predisponer al público”; define el abogado.
“Lo conozco al Andres de haber estado en la radio, también fue director de un CPC y trabajamos juntos. Hacía humor en un programa de la noche, ‘Grageas Carpianas’, y el chiste de Jovita era sobre cómo a la noche sos agradable, hacés reir y hacés chistes y de día metés miedo, cómo a la noche sos simpático y a la tarde salís a meter miedo”, cuenta Serrano. “Eso decía Jovita en el lenguaje del personaje, de humorista a terrorista. Jugué con la palabra, con la rima, porque un sinónimo de miedo es terror. Justo esos días, el Papa Francisco había dicho a una monja del Perú que ser chismosa era ser terrorista, porque soltaba la lengua. Pero nunca pensé ni está en mí agredir a la persona ni al ser humano, estaba tratando de dejar en claro que no van a perturbar la fuerza de la palabra de tanta gente que hace rato necesita hablar y decir su verdad. En esto pierden los que generalmente no pueden manifestarse, que son los más pobres, que viven en lugares alejados que son los que al desmontar tienen que abandonar esos lugares, territorios, esos campos pequeños de monte nativo de los cuales en general no tienen títulos y son campos colonizados con recursos legales de ocupación, que son expulsados y van a engrosar la pobreza de las ciudades, destruyendo así la identidad y la cosmovisión de la vida ligados a la naturaleza”.
El actor considera que la denuncia de Carpio tuvo que ver con un sentimiento personal y abre el juego al diálogo. “No sé que habrá sentido, pero no tengo ningun problema de sentarme a conversar y escucharlo. Yo hablaría de esto con cualquiera que salga a echarnos tierra cuando estamos reclamando por algo que es de todos. A la hora de desdoblarme, de ponerme en la piel del personaje, estoy en la piel de una madre, una abuela, de una ‘liona’, cuando dice que no le toquen los cachorros. Es así. Para lograr expresar de manera contundente, natural, y de las maneras de expresión del instinto, serían esas las palabras, ‘no me toquen los cachorros’, así se defienden los hijos para preservar la vida. Salgo a defender el monte porque el monte me da el aire, que es el principal alimento, después vienen los otros, defender el agua, el monte, la montaña, de todas estas tendencias destructivas”.
“Se sintió herido, dañado en su sentir. Yo personalmente lo tomo como algo que me ha tocado no como una fatalidad sino como una oportunidad para poder seguir expresando lo que pienso y lo que pensamos sobre la destrucción del ambiente. Hace muchísimo que no lo veo, hubiera sido interesante hablar, pero igual había que aclarar, porque si salimos a la calle era para mostrar no para que nos ensombrezcan, no para que quede en la oscuridad o en el territorio del silencio nuestra manifestación. Entonces ese duelo de palabras para esta lucha es fundamental. No se ataca a la persona sino a una idea instalada, hay una ideología del poder que hace muchísimo daño, y si bien puede estar encarnada por tal o cual persona, hay que localizar esa tendencia”, concluye.