Ayer Horacio Rodríguez Larreta aseguró que la industria es fundamental para el desarrollo del país y cargó contra el gobierno nacional por imponer regulaciones que “les hacen bajar los brazos” a los representantes del sector.
El actual jefe de Gobierno de CABA parece haberse olvidado de las brutales políticas que implementó Cambiemos y que provocaron el cierre de 25 mil pymes y la pérdida de 170 mil puestos de trabajo según la propia UIA.
De acuerdo a datos del INDEC, la gestión se despidió con solo un 50% de uso de la capacidad instalada en las industrias.
Palabras, solo palabras
Durante la conferencia de la Unión Industrial Argentina, Horacio Rodríguez Larreta endulzó los oídos de los representantes del sector.
Convertido en uno de los presidenciables de Juntos por el Cambio, el jede de Gobierno de CABA aseguró que la industria es un actor fundamental para el desarrollo productivo del país.
Culpó al actual sistema “kafkiano” de regulaciones que los obliga a pedir permiso para todo y, al mismo tiempo, genera un clima hostil que invita a “bajar los brazos”.
Pieza fundamental de la gestión de Cambiemos durante la presidencia de Mauricio Macri, el jefe de Gobierno de CABA parece haber olvidado el industricidio que provocaron con la apertura de las importaciones, los tarifazos de los servicios públicos y el fomento al sistema agroexportador.
El sector industrial sufrió el cierre de 25 mil pymes y la pérdida de más de 170 mil puestos de trabajo.
Para investigadores como Gustavo García Zanotti, Lorenzo Cassini y Martín Schorr, el período 2015-2019 se caracterizó por la profundización del proceso de desindustrialización, como así también por la regresión del perfil de especialización y de inserción del sector en el mercado mundial.
Un ciclo iniciado a mediados de los años ’70 en la Argentina y continuado durante los gobiernos neoliberales.
Los números más finos dan cuenta de una retracción de la industria de más del 14% de la industria entre 2017 y 2019.
Un porcentaje mayor al acumulado durante el ASPO. Según un informe de la Universidad Nacional de Avellaneda, la baja entre marzo a junio de 2020 fue del 13%.
Según el INDEC, la gestión de Cambiemos se despidió con uno de los niveles más bajos de uso de la capacidad instalada que registró una tasa del 50% aproximadamente.
A su vez, el golpe más brutal lo padecieron los segmentos menos concentrados, lo que desembocó en quiebras y cierres de pymes del rubro textil e indumentaria, madera y muebles, marroquinería y contabilidad e informática, entre otros.
Víctimas y victimarios
El esquema regresivo dispuesto por Cambiemos en el sector manufacturero atacó de lleno el mundo del trabajo, el salario y la distribución del ingreso.
El 60% del desempleo se concentró en las grandes empresas.
Prueba de la regresión fue también el aumento del 7% en el cuentapropismo y la suba entre los trabajadores asalariados no registrados que pasaron de representar el 28% al 31% del sector.
En cuanto a los salarios, el declive fue superior al 20%.
Por otro lado, los economistas concluyeron que la redistribución del ingreso fue doblemente regresiva. Hubo transferencias del trabajo al capital y de las pymes a las grandes empresas.
El escenario derivó en una fuerte concentración económica global en la industria, logrando que las 100 firmas de mayores dimensiones tengan un aumento sostenido en la participación del valor bruto de producción total.
“Avanzamos poco y nada. Pero sigo con mucha esperanza en la reactivación de la Argentina”, afirmó Larreta.
Una esperanza que, cuando le tocó gobernar a su espacio político, solo fue propiedad de los grandes grupos económicos y los sectores financieros.