“El mayor desafío de este movimiento ciudadano es construir una alternativa para disputar el poder”

Mario Garcés, historiador, docente de la Universidad de Santiago de Chile y director de ECO (Educación y Comunicaciones) destaca que las movilizaciones en Chile siguen vitales a pesar de todas las medidas represivas del Presidente Piñera, y que las asambleas han logrado constituir una Coordinadora Territorial en Santiago. Sin una fuerza política que capitalice por el momento ese descontento por el rechazo social a la dirigencia tradicional, el investigador destaca que el gobierno tuvo que aceptar las condiciones planteadas por los movimientos sociales para conformar la Asamblea Constituyente que debe reformar la Constitución heredada del pinochetismo.

 viernes, 20-diciembre-2019


Por Camilo Ratti

Mario Garcés es historiador, docente universitario y director de ECO, una organización no gubernamental que se dedica a la educación popular. Militante político en los 70, vivió en carne propia el golpe de Estado de Pinochet contra Salvador Allende en 1973, y desde su lugar de profesor e investigador ha trabajado muchísimo sobre los movimientos sociales y fundamentalmente los que incluyen a los jóvenes, principales protagonistas de todas las movilizaciones y revueltas que desde 2006 a la fecha vienen empujando una transformación profunda del sistema económico y social de este país. Desnudando las mentiras del “milagro chileno”, vendido al mundo y al resto de América Latina como el ejemplo a seguir, un proyecto neoliberal que desde el 18 de octubre comenzó a desmoronarse con un pueblo que salió a la calle de manera masiva y sostenida para decir basta. Para reclamar cambios en todo el sistema, empezando por la Constitución de 1980, la pesada herencia que dejó la dictadura de Pinochet, que entregó el gobierno en 1990, pero no el poder.

En esta entrevista con Al Revés, Garcés aborda el temblor que viene sacudiendo al país trasandino desde hace ya dos meses y que parece no va a parar, y explica qué es lo que viene cocinándose en asambleas barriales, cabildos abiertos y manifestaciones, además de precisar las principales demandas de este gran movimiento ciudadano y las respuestas autoritarias del gobierno de Piñera a esa manifestación popular:

¿Cómo está hoy la situación social y política hoy en Chile?

La situación política actual ha estado muy tensionada por la necesidad de traducir los acuerdos políticos en el parlamento en una reforma de la actual Constitución que permita iniciar el cambio constitucional, a partir de un plebiscito fijado para el 26 de abril de 2020. La reforma ya fue aprobada, sin embargo, los mayores desacuerdos se produjeron entre tres puntos claves, planteados por los movimientos sociales para la conformación de la Asamblea Constituyente: a- paridad de género; b- cupos reservados para los pueblos originarios; y, c- mecanismos que aseguren la participación de los independientes.
La derecha en principio se opuso, pero finalmente el jueves 19 de diciembre mediante una ley especial se aprobaron estas tres demandas ciudadanas. Quien no modificó su posición fue la UDI (Unión Democrática Independiente), que representa a la derecha pinochetista, la que hasta ahora ha demostrado una fuerte capacidad de veto a los cambios constitucionales.

¿Las marchas, asambleas y manifestaciones han encontrado algún cauce político?

Hasta ahora las manifestaciones ciudadanas y populares se han mantenido, de manera muy importante copando la ex Plaza Italia (hoy denominada Plaza de la Dignidad), de la que la televisión da muy poca cobertura. Las asambleas han sido las principales fuentes de aprendizajes y acuerdos políticos. Partieron por los barrios, pero actualmente están generando coordinaciones comunales y provinciales. En Santiago se ha constituido la CTA (Coordinadora Territorial de Asambleas). Estas coordinaciones serán probablemente el principal cauce político de los movimientos sociales y ciudadanos.

manifestacion chile

A pesar de la represión, el pueblo sigue movilizado reclamando transformaciones profundas.


¿Es posible construir una alternativa para disputar el poder de lo que viene pasando en el pueblo, en la calle?

Este es por cierto el mayor desafío de los movimientos sociales, y en un sentido más amplio del movimiento ciudadano, ya que los cauces tradicionales que antiguamente organizaban los partidos políticos se han debilitado significativamente, tanto por su adaptación al modelo económico y político como las distancias que evidencian los de la izquierda. Se vive actualmente en la ciudadanía un profundo rechazo a la clase política. el cuadro en cierto sentido es semejante al “Que se vayan todos” de la Argentina del 2001.
La diferencia es que mientras los argentinos revivieron el peronismo con los Kirchner, los chilenos carecemos de ese pasado. Nuestro principal pasado de izquierda fue la Unidad Popular y Allende, muy importantes en la memoria popular, pero débilmente elaborado políticamente. En este sentido, el actual movimiento social chileno necesita recrear sus horizontes políticos y es lo que se ha venido haciendo en las asambleas populares.

¿Qué cambios serían los más urgentes? ¿O qué es lo más urgente que se pide desde el pueblo?

Los cambios más urgentes hay que situarlos en dos planos: en primer lugar, el proceso constituyente que conduzca a una autentica y genuina Asamblea Constituyente. Este ha sido uno de los principales campos de disputa entre el pueblo y la clase política en las últimas semanas.
En segundo lugar, los cambios más urgentes se sitúan en el campo social y de acuerdo con una consulta ciudadana que hicieron los municipios el domingo 15 de diciembre, las prioridades son: reforma al sistema de pensiones; sistema nacional de salud; educación pública y de calidad; y, mejoras en los salarios. Por supuesto que hay más demandas sociales, relativas a la vivienda, al fin del endeudamiento de los estudiantes con las universidades públicas y privadas, etc.
Si bien se ha avanzado en el proceso constituyente, tanto que la consulta ciudadana del domingo 15 de diciembre con más de 2 millones de votos escrutados arrojó como resultado que un 92,4% de los que votaron lo hicieron en favor del cambio de la actual Constitución heredada de la dictadura.
Por otra parte, con relación a las urgencias sociales, el gobierno se ha mostrado mezquino y se niega a realizar cambios fundamentales que pudieran afectar al modelo neoliberal. Por ejemplo: el fin de las AFP (Aseguradoras de Fondos de Pensiones) actualmente privatizadas. Como se dice en la calle, “el gobierno de Piñera ofrece solo migajas”.
carabineros en paseo centrico

La presencia de los carabineros en el espacio público busca amedrentar a una población que ha perdido el miedo a manifestarse.

¿En qué se sostiene el gobierno de Piñera hoy?

El gobierno de Piñera se sostiene entre pilares fundamentales: el empresariado, el peso del Estado y la represión. Piñera es uno de los principales empresarios de Chile y cuenta con el apoyo de sus pares, aunque hay que admitir que algunos sectores del empresariado se encuentran hoy más proclives a realizar reformas que eviten la radicalización del conflicto social y político.
Con relación al peso del Estado, nos referimos a la fuerte tradición estatal chilena, con fuertes rasgos autoritarios, tanto relativos al ejercicio del poder como al respeto de las instituciones. En este sentido, las constituciones políticas chilenas han sido todas centralistas y concentradoras del poder en el Ejecutivo.
En la actual coyuntura, Piñera se ha valido no solo de su relación con el poder económico y estatal, sino que fuertemente de la represión, especialmente a través de carabineros de Chile, que está organizado como una policía militarizada de carácter nacional y con equipos especializados en la represión callejera y de movimientos ciudadanos. Como si esto no bastara, el gobierno de Piñera ha sometido recientemente al Parlamento un conjunto de leyes represivas que criminalizan a los movimientos sociales: Ley Anti saqueos, Ley Anti encapuchados y Ley Anti barricadas y ley de anti ocupaciones de inmuebles urbanos y rurales. Estas leyes ya fueron aprobadas en general en la Cámara de Diputados y se encuentran en trámite parlamentario en el Senado.
En este sentido los movimientos ciudadanos, mas allá de sus logros en la movilización y el proceso constituyente van a tener que convivir con un Estado y un gobierno autoritario y represivo.