La suba generalizada de precios es el plan perfecto para que los ingresos de las mayorías pasen a las manos de una minoría.
Con 20 empresas que controlan el 74% de la góndola en el país, la inflación no es otra cosa que una transferencia de recursos de la clase trabajadora hacia los grandes grupos económicos.
Mientras sus fortunas se acrecentaron en plena pandemia, el salario de la mitad de los trabajadores registrados continúa por debajo de la línea de la pobreza.
La mano invisible del remarcado
La inflación se presenta como el plan perfecto para que los sectores concentrados de la economía tomen por asalto los ingresos de las mayorías en nuestro país.
La suba generalizada de precios significa un gran negocio para quienes ocupan un lugar dominante en las cadenas de producción y comercialización de bienes y servicios esenciales.
Son quienes fijan precios, presionan por una devaluación, trasladan los valores internacionales al mercado interno y emplean a miles de trabajadores que sueñan con una recomposición salarial digna.
En diálogo con Al Revés, la analistaeconómica Eugenia Rodríguez advirtió que son los alimentos los que vienen teniendo una incidencia clave en el IPC.
Un rubro al que se destina gran parte de los ingresos y del cual nadie puede prescindir.
Si bien la investigadora del CEPA recordó que el gobierno de Mauricio Macri dejó un piso muy alto de inflación – la famosa inercia inflacionaria que dificulta revertir la tendencia – también apuntó a los dueños de los precios.
Solo 20 empresas controlan el 74% de la góndola en Argentina
Mientras el salario promedio lucha para empatar la inflación, a estos grupos económicos la crisis ni los rozó.
De acuerdo a un informe realizado por el mismo centro, la familia que más vio crecer su patrimonio a febrero del 2021 fue la de Carlos Blaquier del Grupo Ledesma.
Amor y señor del azúcar en nuestro territorio.
Otros actores dominantes como las firmas Arcor y La Anónima también aumentaron sus fortunas en el período y contribuyeron al empobrecimiento de las clases populares de nuestro país.
El precio de los alimentos tienen una incidencia clave en el promedio general de la inflación
Lejos de la canasta
A pesar de las políticas neoliberales implementadas por Cambiemos, el impacto inevitable de la pandemia y los efectos colaterales de la guerra, hay una recuperación palpable de la economía argentina.
En ese sentido, Eugenia Rodríguez comparó las dos postales que existen en un mismo país.
Por un lado, la evolución favorable del empleo y el crecimiento de la actividad económica; por el otro costado, la pérdida del poder adquisitivo de los salarios.
La gran fragmentación de la clase trabajadora y una enorme concentración de los grupos económicos podrían ayudar a comprender la actual dinámica laboral y la inflación.
Al aumento de la brecha entre el empleo registrado y el no registrado, se suman las diferencias salariales dentro del mundo del trabajo formal.
De acuerdo a los datos recabados por el CEPA, el promedio está bastante empatado con la inflación.
Pero si uno se sitúa en el medio de los salarios registrados privados, ese 50% inferior no superó la línea de pobreza a julio de este año.
Es más, desde 2017 hasta aquí, creció menos que la Canasta Básica Total
Más allá de lo que ideal sea una justa redistribución del ingreso y un límite firme a la voracidad de los sectores más concentrados de la economía, Rodríguez sostuvo que es necesario mejorar el piso salarial de la clase trabajadora.
Una suma fija de unos 12 mil pesos permitiría recuperar parte del poder adquisitivo perdido durante el macrismo y mejoraría los salarios en un 12% respecto de diciembre de 2019.
Medidas que forman parte de la responsabilidad de un gobierno que, hasta ahora, no consiguió ganarle la guerra a la inflación.
El gobierno nacional no logra revertir la suba generalizada de precios impulsada desde los sectores concentrados de la economía