El otro lado del río
Además de ser la vía de navegación por donde sale el 80% de nuestras exportaciones, el Río Paraná es fuente de agua para consumo humano y el hábitat de diversa fauna ictícola. Desde el Estado Nacional ordenaron a la empresa concesionaria Jan De Nul que detenga las tareas de sobredragado debido al fuerte impacto que tiene a nivel socioambiental.
viernes, 16-julio-2021

El sobredragado que venía realizando Jan de Nul en el Río Paraná fue denunciado por la Asociación Argentina de Abogades Ambientalistas.
Luego de varios meses de lucha, un sector del Frente de Todos consiguió que el Estado se haga cargo de la administración de la mal llamada Hidrovía a partir del 14 de septiembre. El logro implica el control de la principal vía de navegación por donde sale el 80% de las exportaciones del país y el cese de la licitación para la empresa belga Jan de Nul y Emepa S.A. luego de más de 20 años de banquete.
La pata estatal sobre el Río Paraná también tuvo otro importante avance esta semana: la Subsecretaría de Puertos de la Nación ordenó a la firma extranjera que frene las tareas de sobredragado que se venían realizando desde mayo y le recordó que debe mantener “los diseños de obra oportunamente aprobados en cuanto a las profundidades alcanzadas, los veriles y los anchos de solera”.
La medida fue impulsada desde la Asociación Argentina de Abogades Ambientalistas que, desde hace tiempo, buscan incorporar la perspectiva socioecológica y de cuencas al debate sobre el uso del Río Paraná. “El sobredragado implica la remoción de los bancos de arena, el rasuramiento del fondo barroso y la resuspensión de sedimentos para así profundizar el cauce principal y facilitar el ingreso de embarcaciones a las terminales portuarias”, explicó a Al Revés Lucas Micheloud, referente de la organización.
Sumada a la bajante histórica que está teniendo el río – la más importante desde 1944 – este tipo de actividad provoca graves consecuencias ambientales. “La afectación en la calidad del agua que se utiliza para el consumo humano; la pérdida de oxigenación afectando la fauna ictícola; el impacto sobre los humedales y el desarrollo de su flora y su fauna; y los efectos sobre las costas ribereñas y las islas, ya que se generan desmoronamientos y desplazamientos en esos territorios”, enumeró el abogado.
La suspensión de las tareas de sobredragado es una buena noticia. No obstante, desde la AAdeAA remarcan que predomina una mirada productivista en todo el proceso de licitación de la “hidrovía” tendiente a ensanchar y profundizar el canal de navegación para que puedan ingresar barcos de mayor porte de los que entran ahora. “Las embarcaciones tienen que adaptarse a las condiciones del río. Una mayor artificialización del río es un contrasentido que va en una dirección opuesta de la perspectiva ecológica que también hay que darle a toda la Hidrovía”, concluyó Lucas Micheloud.