El pastor y su rebaño

El presidente Macri anunció los ejes centrales de las reformas que quiere impulsar, con la mira puesta en la reforma laboral, fiscal y previsional, que estarán atravesadas por un fuerte ajuste, sobre todo las jubilaciones. El mundo empresario festejó iniciativas que soplan a su favor, mientras gobernadores y sindicalistas miran de reojo a la espera de la letra chica del nuevo contrato amarillo.

 lunes, 30-octubre-2017


Fortalecido electoralmente, siguiendo la máxima política de aprovechar las mieles de la victoria para meter el cuchillo hasta el hueso, Mauricio Macri convocó a los máximos referentes de la política, la economía, la justicia y la iglesia para dejar en claro que en el lenguaje oficial ajuste se dice austeridad, y que las reformas prometidas van a acentuar las desigualdades existentes.

Apelando al costado emocional que es marca registrada de Cambiemos, el Presidente utilizó la tribuna del Centro Cultural Kirchner para negar la política, planteando como nuevo mantra un reformismo “permanente” sin precisar quiénes son los ganadores y perdederos de los cambios que propone su gestión, aunque algunas conclusiones se pueden sacar con ver lo ocurrido desde diciembre del 2015 hasta ahora.

“No podemos gastar más de los que recaudamos y eso lo digo para todos los niveles del Estado. Tenemos que seguir bajando la inflación y reducir la carga tributaria”, remarcó Macri en un claro mensaje a los gobernadores: “Necesitamos menos impuestos y más obras y todo con equilibrio fiscal”, aseguró.

Y aunque el suyo es el gobierno que más deuda tomó en el menor tiempo posible de los países emergentes, con un bono a cien años, dijo “qué madres y qué padre pueden dejarle a sus hijos deudas y problemas”. “No nos gusta endeudarnos, pero tampoco mentirnos”, señaló el jefe de un gobierno que desde su inicio y hasta 2018 habrá emitido bonos de deuda externa por 125 mil millones dólares.

Trabajadores y jubilados pobres

“Tenemos que empezar una conversación adulta y honesta sobre el sistema de jubilaciones y pensiones”, sostuvo Macri, sobre el proyecto que atará las subas de las jubilaciones a la inflación, lo que según especialistas previsionales ratificará un nuevo saqueo al bolsillo de la tercera edad, y que significaría un recorte de entre 100 y 120 mil millones de pesos para 2018.

En el capítulo referido a las reformas laborales que el ministro Triaca viene discutiendo con la CGT, se confirmaría un plan de blanqueo para las empresas, formas de contratación más flexibilizadas (trabajos temporarios o por producción), y la ampliación de los días de licencia por paternidad. “No puede ser que existan 3 mil sindicatos en la Argentina y solo 600 tengan paritarias”, se quejó el presidente, a lo que Héctor Daer, uno de los triunviros de la central sindical respondió que “pueden existir todos los sindicatos que los trabajadores quieran”.

Con los jefes provinciales en primera fila, Macri anticipó que su ministro Nicolás Dujovne presentará el miércoles un proyecto de reforma tributaria, que lo único que se puede saber gravará un 5% algunas transacciones financieras.

Doble discurso

Macri también planteó la necesidad de una reforma institucional, minutos después de que la Procuradora Gils Carbó renunciara a su cargo, cansada de los aprietes judiciales y políticos que el macrismo instrumentó apenas asumió el poder en el 2015. Y cargó contra la política al denunciar que el estado no puede ser “kiosko” de amigos y parientes, cuando funcionarios de su gobierno colocaron a decenas de familiares en puestos clave, y firmó un decreto que habilitó el blanqueo de capitales a amigos y parientes de funcionarios que la ley aprobada en el Congreso prohibía.

Y, en una clara señal a los empresarios que dijeron presente, volvió a cargar, sin ninguna estadística, contra “la mafia de los juicios laborales”, ya que “los excesos de la litigiosidad laborales son una de las principales causas que impide generar empleo”. Una falacia absoluta.

Por último, Macri consideró que para generar puestos de trabajo hay que “salir a seducir al mundo y dejarse seducir. No podemos creer si somos un país cerrado, no hay manera de salir de la pobreza sino somos un país exportador”. Raro para un gobierno que desalienta la producción y la industrialización en favor de la especulación financiera y la exportación de materia prima, que no incide de manera significativa en la generación de puestos de trabajo.