El protector de los zorros fiscales
Marcos Peña defendió la designación de Leandro Cuccioli al frente de la AFIP y consideró que "no es un contrasentido" que quien dirige el organismo recaudador de la Nación tenga su patrimonio en el exterior y, para más datos, en paraísos fiscales.
miércoles, 7-marzo-2018

Peña defendió al nuevo titular de AFIP, Leandro Cuccioli.
La designación de Leandro Cuccioli al frente del órgano recaudador argentino va más allá de los límites de la sorpresa. Que quien debe llevar adelante la política tributaria sea un funcionario experto en el armado de estructuras para gambetear impuestos debería generar un escándalo. Sin embargo, el hombre llamado a ponerle el pecho a estas situaciones en el macrismo es Marcos Peña. El jefe de gabinete defendió la designación de Cuccioli sin concesiones.
“Tiene que ver con su actividad profesional previa en el exterior”, dijo sobre el hecho de que el funcionario haya sido accionista y parte del directorio de empresas offshore (una de las cuales operaba en Argentina).
Cuccioli tiene el 95 por ciento de su patrimonio en el exterior. Es decir, casi no tributa en nuestro país al organismo que ahora conduce. Peña dijo que “no es unos de los resquisitos que se les pidió a los funcionarios cuando se los convocó para que se sumen a la función pública“, y añadió que sólo se les pidió “integridad y honestidad”. El gobierno busca naturalizar las tretas de sus ingenieros fiscales, con su conocimiento puesto siempre en funcionamiento en beneficio propio. Beneficio personal, individual, claro está.
Según Marcos Peña, no sólo “no es un contrasentido” designar al frente de la AFIP a una persona con las características de Cuccioli, sino que afirmó que “es una persona altísimamente capacitada para sumarse al servicio público”. “Es el más idóneo para conducir la AFIP”, remató.
El gobierno busca que a la opinión pública se le haga callo el tema de las offshore. Mientras tanto, nombra a un zorro fiscal para cuidar a la gallina que recauda los huevos que, si bien no son de oro, si vuelven fundamentales en la canasta de una economía nacional cada vez más vacía.