El viejo truco
El CEPA encontró inconsistencias en la metodología del INDEC, las que fueron utilizadas para que los números de la pobreza mostraran un buen panorama de cara a las elecciones. Hay números inexplicables.
martes, 10-octubre-2017

El INDEC exhibió hace un par de semanas números de pobreza con impactantes bajas respecto a la medición anterior. Esto, por supuesto, es un gran aliciente en la recta final hacia el día de las urnas, el 22 de octubre. Sin embargo, el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) publicó un informe en el cual detalla “numerosos hallazgos acerca de inconsistencias en la EPH y en la metodología de medición de la pobreza que inauguró el INDEC en 2016”.
El documento recuerda que “previo al año 2016, no existían sospechas en relación a los indicadores surgidos de la encuesta permanente de hogares (EPH), sino que las dudas se concentraban en torno a los indicadores de inflación”. La afectación de datos del nuevo INDEC impacta en indicadores “muy sensibles como la desocupación, la desigualdad y la pobreza”. Es que afectar la EPH es afectar la materia prima con la cual se calculan estos índices.
Una de las principales inconsistencias salta a la luz al comparar el área metropolitana: Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Gran Buenos Aires (GBA) y La Plata. A los especialistas les llamó la atención que, entre el segundo trimestre de 2016 y primer trimestre de 2017, se observara un crecimiento de la pobreza en CABA y La Plata al mismo tiempo que una reducción en el GBA, donde el desempleo azota a la población (en ese período creció 1,3 por ciento, según el propio INDEC). Otra diferencia surge al comparar los datos del INDEC con los del ETOI, el centro de estadística porteño, que dan resultados muy disímiles para el mismo territorio.
Otra crítica apunta a la construcción de la Canasta Básica Alimentaria. Antes de 2016, la CBA estaba basada en un estudio nutricional de 1988. El nuevo INDEC actualizó la canasta en base a un estudio realizado en…1996. O sea, actualizo unos años pero sigue siendo anacrónica. Entonces, no refleja la reducción del consumo de carne vacuna per cápita en un año: estima 65,10 kilos pero en 2016 el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna midió 55,2. Tampoco se ve el aumento de consumo aviar: la CBA estima 20,65 kilos pero los números oficiales del ministerio de Agroindustria hablan de 42,6. Y el mayor cambio se da en el consumo de carne porcina, que según la nueva CBA sería de 2,41 kilos per cápita por año, aunque el ministerio de Agroindustria dice que actualmente son 12,5 kilos.
Según el informe de CEPA, hay errores en las proyecciones poblacionales de la EPH, aumentando la cantidad de población activa mágicamente, “lo que suaviza los resultados de la transferencia de ingresos suscitada desde que asumió el gobierno de Cambiemos”. En suma, hacer de cara a las elecciones el viejo truco: esconder a los pobres bajo la alfombra.