En la Meca del ajuste
En su paso por Córdoba, Macri fue el primer presidente argentino en participar de un aniversario de la Fundación Mediterránea, la usina ideológica que surgió para apoyar el plan económico de la dictadura, copó el ministerio de Economía durante el menemismo con Cavallo a la cabeza e influyó en la reforma del Estado que aplicó De la Sota cuando llegó a la gobernación de Córdoba, en 1999.
viernes, 3-agosto-2018

Por Camilo Ratti
La decimotercera visita a Córdoba desde que es Presidente no fue casual. Siguió el guión que dicta San Durán Barba: cuando las papas queman, Macri busca refugio en su tierra prometida. Al fin y al cabo, en esta provincia los dos dirigentes de mayor peso electoral todavía lo reciben con los brazos abiertos, a pesar de que las encuestas han empezado a mostrar que la revolución de la alegría hace felices a muy poquitos compatriotas.
En un dirigente que hace del acting político un culto, su marca de fábrica, el escenario elegido no dejó nada librado al azar: se apropió de un lanzamiento automotriz anunciado por CFK en 2015, visitó una autopartista que exporta maquinaria agrícola y fue la vedette del 41 anivesario de la Fundación Mediterránea, el think tank que hace del ajuste, la desregulación económica y la privatización de las empresas públicas los platos más suculentos de un menú 100% liberal, listos para servir a la mesa a quien guste de probarlos. No importa si llegaron al poder por las buenas o por las malas.
En su salsa, ante 913 empresarios y periodistas que lo aplaudieron de pie, Macri justificó la vuelta al FMI, el ajustazo que negocia con gobernadores y el decreto que habilita a las Fuerzas Armadas a intervenir en la seguridad interior, dinamitando la principal política de estado que la política argentina supo conseguir en 35 años de democracia. Sus interlocutores ni se mosquearon, al igual que su papá Franco, hicieron negocios con la dictadura y los siguieron multiplicando del 83 a esta parte.
La institución del establishment económico cordobés tidnd una influencia profunda en Córdoba y la tuvo a nivel nacional durante el menemismo.
Marca de fábrica
El 6 de julio de 1977, las 34 empresas más importantes de Córdoba pusieron en marcha la Fundación Mediterránea. Entre uno de los objetivos que destacó su primer presidente, Piero Astori, estaba el de “acompañar la gesta de las Fuerzas Armadas”, que habían llegado para poner orden a la anarquía populista de Isabel Perón. Para que su visión del país no quedara en deseos, crearon el Instituto de Estudios de la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) y nombraron como presidente a Domingo Felipe Cavallo.
Pagani, Astori, Minetti, Roggio, Urquía (Aceitera General Deheza) y Tagle eran las cabezas de una institución que por el origen de sus fundadores, buscaba un perfil más productivista al modelo agrofinanciero de Martínez de Hoz. Sin embargo, en “Las ideas en la sombras del Nuevo Estado: El IERAL y el proceso de reforma neoliberal en Córdoba”, una exhaustiva investigación de Ivana Fantin y Erika Shuster publicada en el 2013, las autoras cuentan que las diferencias entre Pagani, de Arcor, y Astori, se inclinaron a favor del primero, lo que se materializó en un giro más liberal de la Mediterránea, en sintonía con otros think tanks que desde las décadad del 60 venían marcando la línea argumental del capitalismo nativo: FIEL Y CEMA.
Eyectado Martínez de Hoz del gobierno militar junto a su amigo Videla en 1981, el cuadro más destacado de la Mediterránea desembarcó en el gobierno del dictador Viola, quien nombró a Cavallo presidente del Banco Central. El “Mingo” hizo su primer aporte al país nacionalizando la deuda privada de los grandes grupos económicos, pagando así los favores de quienes lo habían ubicado en ese puesto.
El apoyo al rumbo económico del macrismo es acompañado por las organizaciones empresarias que responden al gran capital.
El capitán Mingo
El crecimiento de la Mediterránea en los 80 se materializó en la cantidad de socios, que se triplicó, y su influencia provincial se nacionalizó cuando la hiperinflación se llevó puesto a Alfonsín y amagaba con hacer lo propio con Carlos Menem en 1991. Esa crisis puso a Cavallo al frente del Ministerio de Economía, quien armó casi todo su equipo económico con los técnicos del IERAL. El Plan de Convertibilidad, las privatizaciones de las empresas públicas (Entel, YPF) y el ajuste fiscal fueron las cartas que jugó el menemismo para contener la inflación y convencer a los argentinos que un peso valía lo mismo que un dólar.
La ilusión duró una década, hasta que la economía y el país explotaron por los aires en diciembre del 2001, corralito mediante y con “Chupete” De la Rúa subido a un helicóptero mientras la policía federal reprimía en Plaza de Mayo con Mestre padre como ministro del Interior. El blindaje y el megacanje con el FMI solo habían agudizado la crisis y aumentado la deuda externa de manera sideral. El “cerebro” del IERAL dejó el país fundido y un polvorín social. Oriundo de San Francisco, el superministro se fue del país y los “mediterráneos” volvieron al pago con la cola entre las patas.
Domingo Cavallo, el principal referente económico surgido del IERAL, exministro de economía de Menem y De la Rúa.
Menemismo tardío
A pesar del fracaso de las políticas neoliberales a nivel nacional, los economistas del IERAL tuvieron mucha influencia en la primera experiencia peronista del siglo XXI. “Fue el gobierno de José Manuel De la Sota el que impulsó la Ley de Nuevo Estado diez años después de las reformas estructurales del Estado nacional y a menos de dos años del estallido de la crisis, el 19 y 20 de diciembre de 2001. Ya desde ese año la Fundación Mediterránea y su instituto de investigación sostenían que era necesario llevar adelante una acabada reforma estatal en Córdoba, cuyos primeros puntos eran la privatización del servicio de agua potable, de la energía eléctrica y del banco provincial”, escriben Fantin y Shuster. La crisis del 2001 y la resistencia de los trabajadores hizo fracasar la venta de EPEC y el Banco de Córdoba.
Para las autoras, el éxito de esta usina económica es la ficticia división que plantean entre la economía y la política: “Posibilitó a estos técnicos en economía asumir papeles claves en los partidos y el Estado, incorporándose a diversas áreas o influyendo a través de asesorías tanto en los gobiernos radicales como en el de Unión por Córdoba”.
El modelo es la crisis
Como un deja vu de lo que se vivió el pasado 30 de julio en el hotel Sheraton, Fantin y Shuster explican que “el IERAL identificaba a los momentos de crisis como oportunidades para instalar y hacer efectivas sus propuestas de ajustes, desregulaciones y privatizaciones”.
Entrevistado por Miguel Clariá, de Cadena 3, el presidente Macri defendió su modelo económico ante casi mil empresarios cordobeses.
Unos días antes de la visita presidencial, Manuel Tagle, presidente de la Bolsa de Comercio de Córdoba, ratificó esa línea de pensamiento en una columna en La Voz del Interior: “Hay conciencia de que este rumbo político representa la única alternativa de revertir nuestra persistente decadencia, después de más de 70 años de demagogia y populismo…, para salir del difícil cuadro heredado y recuperar no sólo el aspecto económico sino también cambiar cultural y políticamente al país, este gobierno optó por un plan económico que contempla como prioridad corregir los enormes déficits y desequilibrios”.
En un discurso calcado de los que salen de boca del Presidente o sus principales funcionarios, Tagle bancó el ajustazo: “Los desequilibrios estructurales requerían una firme corrección. Rápido de reflejos, el gobierno requirió el apoyo del FMI para compensar la reticencia de los bancos internacionales a seguir prestando. Se buscó con ello impedir que el ajuste lo hicieran de manera abrupta los mercados, perjudicando fuertemente al conjunto de la sociedad”.
La “ficticia división entre economía y política”, que las investigadoras advierten como un rasgo estructural del pensamiento que atraviesa a la Mediterránea, se hace cuerpo en el texto de uno de sus exponentes históricos: “El presidente Mauricio Macri acaba de ratificar que va a profundizar el rumbo, reduciendo de manera más rápida el déficit fiscal. El interpretar en forma adecuada el mandato de los mercados y no desafiarlos refleja sensatez y determinación, un paso imprescindible para recuperar la confianza y poder restablecer el crecimiento iniciado. No quedan atajos ni soluciones mágicas: hay que pasar por el orden y la disciplina fiscal para que el país reencuentre su futuro”.
Karl Marx sostuvo que la historia ocurre primero como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa. En la era macrista, el orden de los factores no altera el producto.