En tren hacia los 90

Con la excusa de la "eficiencia y la racionalidad", el Poder Ejecutivo le cedió al Ministerio de Transporte la facultad de clausurar trenes y todo bien mueble del sistema ferroviario, sin especificar si están en desuso o no. La medida generó inquietud y preocupación en los gremios del sector y en los pueblos del interior, que llevan en la piel lo que pasó con Menem en los 90.

 miércoles, 16-agosto-2017

Centenares de pueblos quedaron en el olvido por el abandono del ferrocarril en los 90


“Ramal que para, ramal que cierra”, anunció el entonces presidente Carlos Menen en el apogeo del remate público y destrucción del estado llevado a cabo por su gobierno, y la frase se convirtió en un símbolo del desguace estatal. Con esos antecedentes en la memoria de millones de argentinos, el Poder Ejecutivo publicó en el Boletín Oficial el decreto 652 que faculta al Ministerio de Transporte a clausurar ramales ferroviarios y levantar riles y durmientes.

Con esta decisión, el ministro Guillermo Dietrich tiene autoridad para determinar que los bienes muebles que compongan la infraestructura ferroviaria que se encuentra ubicada en el sector a remover, queden en poder de la Administración de Infraestructuras Ferroviarias S.E.

Hasta este decreto, cualquier decisión de cierre de ramales requería de un decreto del Presidente de la Nación. El primer artículo de lo firmado por Macri señala que en pos de la “eficiencia y la racionalidad”, se delega “en el Ministerio de Transporte la facultad de clausurar ramales ferroviarios en forma definitiva y proceder al levantamiento de las vías y demás instalaciones ferroviarias”.

En el marco del ajuste que diseña el gobierno nacional para después de las elecciones de octubre, la medida podría afectar fuertemente a pueblos del interior, cuya economía está vinculada en forma directa a la actividad ferroviaria. Y si bien desde la cartera de Transporte justifican el decreto con el argumento de que fue adoptado para “aliviar el trámite burocrático” de “mínimas desafectaciones”, la medida revivió el fantasma de los 90, porque el decreto no especifica que se trata de ramales en desuso los que puedan desafectarse.

Preocupados, todos los gremios ferroviarios se declararon en “estado de alerta y sesión permanente” al conocer el decreto: Estamos convencidos que si queremos y creemos en el desarrollo del país, se debe indefectiblemente reactivar e invertir en el sistema ferroviario, por tanto defenderemos no sólo los ramales activos de cada una de las líneas ferroviarias, tanto de pasajeros como de cargas, sino que trabajaremos incansablemente para que los ferrocarriles vuelvan a ser la columna vertebral del transporte en la Argentina”.