“Es un reconocimiento a una demanda histórica”

El decreto que legalizó el autocultivo de cannabis para uso medicinal y la venta de aceites en farmacias significa, para Mariano Fusero, un avance fuerte para la ampliación de derechos de miles de usuarios que necesitan esta sustancia para mejorar su salud.

 viernes, 13-noviembre-2020

Mariano Fusero, presidente de la ONG Reset, dice que el decreto que habilita el autocultivo para uso medicinal es una conquista largamente reclamada por miles de pacientes y usuarios.


En la madrugada de ayer, el Boletín Oficial anunciaba una nueva reglamentación para la ley 27.350 de Uso Medicinal del Cannabis y amplió los derechos para el autocultivo y el desarrollo de investigaciones para la producción nacional en laboratorios públicos. Se trata de un reconocimiento largamente reclamado por organizaciones de usuarios como Mamá Cultiva y por un universo de pacientes y personas que necesitan esta sustancia para atender dolencias de todo tipo. Según Mariano Fusero, presidente de la ONG Reset, se calcula que hay entre 60 y 70 enfermedades que potencialmente podrían mejorarse con su aplicación.

“Fue una buena noticia y un reconocimiento a una demanda histórica. Cuando este debate se empieza a visibilizar en 2015, fuimos contactados por familiares y madres principalmente, que pretendían ser reconocidas en sus derechos de adquirir la sustancia por diversas vías, ya se la estandarizada de la produccion de laboratorios públicos o privados, la importación de estos productos y también que se reconozca sus derechos de adquirir la sustancia mediante el autocultivo, de primera mano, por una cuestión de elección o necesidad”, dice el abogado en una entrevista con Nada del Otro Mundo. “Muchas personas hicieron experiencia durante todo este tiempo con determinadas cepas de la planta de cannabis que les hizo bien, que les produjo beneficios más allá de la comprobación científica que exista o no. Tiene derecho esa persona de que se le reconozca la autodeterminación, la intimidad, la privacidad que son derechos constitucionales y el debate se planteó con idas y vueltas, una legislación muy pobre que se aprobó en 2017 y una reglamentación aun más restrictiva del gobierno anterior respecto de los alcances de esta normativa y ahora se viene a dar vuelta esto y a reconocer el derecho de estas personas de adquirir la sustancia de propia mano, que es el punto más importante del decreto”, agrega.

De acuerdo al texto de la nueva reglamentación, quienes cultiven deberán anotarse en el Registro del programa de cannabis (Reprocann) y que se encargará de emitir las autorizaciones correspondientes. “Los y las pacientes podrán inscribirse para obtener la autorización de cultivo para sí, a través de un o una familiar, una tercera persona o una organización civil autorizada por la Autoridad de Aplicación”, dice el decreto presidencial, y señala que para obtener la autorización habrá que presentar una prescripción médica, sin que se haya impuesto todavía un número máximo de plantas por domicilio.

“Todos estuvimos atravesados por la prohibición de la planta, desde 100 años atrás”, dice Fusero y se refiere a los prejuicios que empezaron a caerse entre la población de adultos mayores que descubrieron los beneficios del cannabis. “Estas personas tenían toda esta carga de prejuicio y mitología respecto de los efectos que causaba esta sustancia demonizada por campañas de desinformación que transcurrió en la historia, sobre una sustancia que es ni más ni menos que una planta. Muchas de estas personas comenzaron a acercarse y empiezan a adquirir determinados efectos positivos para sus dolencias y eso crea un mercado de demanda de productos relacionados al cannabis. Esa demanda o se puede tomar la decisión política de no hacer nada y seguir clandestinizando a la actividad, que es lucrativo para las redes ilegales de abastecimiento porque les brinda la plusvalía. o se establece un sistema regulatorio que a partir de ayer se pronuncia bastante fuerte y no solo reconoce los autocultivos sino que también impulse la producción local en los laboratorios públicos de medicamentos para que sean accesibles en todo el territorio y se facilite la importación de productos de países que ya están más avanzados. Va a llevar tiempo, idas y venidas, pero es mucho más positivo que dejar todo en manos de la clandestinidad”, concluye.