Golpe a Evo

El golpe de estado en Bolivia terminó ayer con la renuncia de Evo Morales a la presidencia. Caos, saqueos, insurrección y violencia en las calles y el estado acéfalo tras el llamado a nuevas elecciones.

 lunes, 11-noviembre-2019

Evo Morales anunció su renuncia luego del golpe de estado y la insurrección de las fuerzas armadas y la policía.


Un golpe de estado terminó ayer con la presidencia de Evo Morales en Bolivia, que renunció en medio del caos desatado en su país a partir de las elecciones del 20 de octubre pasado y que fueron calificadas como fraudulentas por la oposición, que había sido derrotada según el escrutinio definitivo del Tribunal Supremo Electoral.

Los disturbios, saqueos, incendios y agresiones a dirigentes políticos, militantes y el descontrol generalizado en las calles de las ciudades más importantes de todo el país, desembocaron este fin de semana en un amotinamiento de la policía y en la desobediencia de las fuerzas armadas, que no acataron la orden del presidente de salir a pacificar las calles.

Finalmente, Williams Kaliman, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, terminó de definir el golpe de estado a Morales y el domingo, en una conferencia de prensa, tomó posición en el conflicto y terminó de consolidar el quiebre institucional en Bolivia. “Ante la escalada de conflicto que atraviesa el país, velando por la vida y la seguridad de la población, sugerimos al presidente del Estado que renuncie a su mandato presidencial permitiendo la pacificación y el mantenimiento de la estabilidad por el bien de nuestra Bolivia”, dijo Kalimans.

Poco después, el comandante general de la Policía, Vladimir Yuri Calderón, también formalizó su posición en el golpe institucional y pidió por la renuncia. “Nos sumamos al pedido del pueblo boliviano de sugerir al señor presidente Evo Morales presente su renuncia para pacificar al pueblo de Bolivia en estos duros momentos que atraviesa nuestra nación”, dijo.

Poco después, Morales renunciaba a su mandato forzado por el levantamiento de las fuerzas de seguridad y la escalada de violencia civil. “Estoy renunciando para que mis hermanas y hermanos y dirigentes del Movimiento al Socialismo no sigan siendo perseguidos. Lamento mucho este golpe cívico y de algún sector de la Policía”, dijo el presidente en su discurso final. “He decidido esta renuncia para que (Carlos) Mesa y (Luis ) Camacho no sigan quemando la casa de gobernadores, de asambleístas, de concejales, para que Mesa y Camacho no sigan secuestrando y maltratando a familiares de nuestros dirigentes sindicales, ni sigan perjudicando a la gente más humilde”, agregó.

La insurrección de las fuerzas armadas, un líder opositor extremista como Fernando Camacho, que entró con la Biblia en la mano a padir la renuncia de Morales, la clase alta en plan revanchista apoyando el golpe y una coyuntura internacional que mira sin reaccionar al quiebre institucional en Bolivia marcan el paso de la crisis que parece haber acabado con el gobierno de Morales a golpe de estado.