Good show
Macri estuvo esta mañana en la planta de Renault-Nissan en Santa Isabel, en el lanzamiento de una pickup cuya producción nacional fue acordada en abril del 2015. Luego pasó por la Fundación Mediterránea, donde lo entrevistó Miguel Clariá. Defendió el rumbo elegido e insistió con las tormentas de frente, pero por las dudas, aclaró: "El cambio es más que el éxito económico". Selfie grupal en el Sheraton y el arte de dar tres discursos sin decir nada.
lunes, 30-julio-2018

Otra vez, la tormenta fue la responsable de entorpecer éxito del gobierno, según el presidente.
Macri en el País de las Maravillas, pero ratificando que las Fuerzas Armadas intenvendrán en temas como terrorismo, ciberataques y narcotráfico, en clara contradicción con la ley de Seguridad Interior. El presidente argentino estuvo en Córdoba esta mañana (llegó el domingo por la noche) y participó del lanzamiento de la nueva Pickup Nissan que se fabricará en la planta Renault de Santa Isabel, en el marco de un acuedo entre las automotrices francesa y japonesa firmada en 2015 con el anterior gobierno nacional. El presidente también visitó en una fábrica local de oleohidráulica y luego participó del acto central por el aniversario 41 de la Fundación Mediterránea. En todas las ceremonias estuvo acompañado por el gobernador Juan Shiaretti, su principal aliado en el Peronismo Federal junto al salteño Juan Urtubey.
Con respecto al decreto 638 que faculta a las FF.AA a intervenir en cuestiones de seguridad interna, Macri remarcó que los candidatos a presidente del 2015 (por Daniel Scioli y Sergio Massa) “propusieron lo mismo” y criticó a la oposición por rechazar la medida.
Resulta difícil encontrar definiciones o argumentos concatenados en el discurso presidencial. Entre los pocos conceptos que dejó, pese a las varias oportunidades de hablar que tuvo, afirmó que lo que su gobierno había fijado como objetivo al comenzar la gestión “no fue coherente”, porque pretendió bajar el déficit fiscal y controlar la inflación. Señaló que los problemas de la economía son parte de “un proceso de aprendizaje”, pero no dejó claro si es ese aprendizaje fue de Cambiemos o de la población, a la que había que disciplinar tras “la fiesta”. “Hoy estamos entendiendo cómo son las cosas”, insistió sin desambiguar. A partir de ahí, Macri evitó referencias concretas a la coyuntura y en todo caso trató la realidad como un filme que ya está por finalizar con final feliz, así que no debería generar angustia. La línea macrista fue que la inflación, la deuda, la recesión, la caída del empleo, los tarifazos, la pobreza, los números imposibles del comercio exterior, son las últimas gotas de una lluvia que nunca asustó el Gobierno. No hizo mención prácticamente al acuerdo con el FMI y no mencionó ni le mencionaron los recortes en salario familiar ni los despidos del sector público o privado. Sí dijo que las paritarias son libres en el sector privado pero que en el sector público los estados pagan lo que pueden.
El mandatario utilizó el pretérito perfecto para afirmar que “hemos vivido momentos difíciles, que todavía estamos recorriéndolos. Habíamos tomado envión en 2017, estábamos creciendo (pero) nos topamos con una tormenta de frente. Eso nos obliga a poner aún más el hombro”. Comparó positivamente la actual situación -con tasas bancarias del 45%, inflación arriba de 30 puntos anuales y un brutal endeudamiento- con los procesos de retracción de 2009 y 2014 y consideró positivo que el Gobierno “no cambió el rumbo” en esta oportunidad. “Más allá de los miedos, que sé que los tienen, estoy convencido que esta tormenta no es igual a otras del pasado”, dijo. “El cambio es más que el resultado económico, es una forma de encarar la vida”, aseguró, en el climax del duranbarbismo.
En el hotel Sheraton, donde se realizó el evento de la Mediterránea, lo entrevistó el periodista Miguel Claría. Aunque hoy la UCA informó que son 8 millones los chicos pobres en la Argentina, el entrevistador no le hizo al presidente una sola pregunta que lo incomodora, sobre pobreza ni sobre otro tema, como podría haber sido el escándalo de los aportantes truchos en la campaña de Cambiemos de provincia de Buenos Aires. En jefe del PRO se mantuvo largo tiempo pivoteando sobre los factores externos que derivaron en la corrida del dólar y devaluación del peso de mayo y junio. Entre ellos, mencionó la guerra comercial China-EE.UU, la situación de Brasil y la fragilidad argentina ante la volatilidad de los mercados financieros. “Pero hoy hay una consistencia y una coherencia” en la dirección de la economía, sostuvo y puso como ejemplo de ello al campo y al turismo interno de las vacaciones de julio. Luego vino su expresión de amor por Córdoba y los cordobeses, una ponderación de la “sana rebeldía” de esta provincia y, good show, una selfie grupal con él y Clariá en primer plano y los empresarios detrás.