“Hay periodistas en la tele que en el fondo les gusta ser servicios”

El rol de los medios en el montaje de causas para contenar a opositores, la responsabilidad de los que fueron espiados en la investigación y la necesidad de que la justicia avance en la condena de los culpables son algunos de los temas a los que se refiere Darío Villarruel en el análisis de la causa por el espionaje durante la gestión de Mauricio Macri.

 miércoles, 17-junio-2020

Darío Villarruel habló sobre el espionaje ilegal en el que se investiga a Mauricio Macri y sus funcionarios en la Agencia Federal de Inteligencia.


La relación entre espionaje ilegal y justicia es, para Darío Villarruel, el enlace necesario que justificaría los seguimientos, escuchas y persecusión que realizó la Agencia Federal de Inteligencia durante el gobierno de Mauricio Macri y que se reveló como el mayor escándalo institucional en tiempos de democracia. “Lo dramático de esto es que si no lo vincuás con la pata judicial, lo que hacían los jueces y camaristas no tiene ningún asidero”, dice el abogado y periodista en una entrevista con Nada del Otro Mundo.

“Supongamos que alguien está cometiendo un delito, seguirlo ilegalmente y mostrar esa prueba después no sirve como prueba. Solo un juez puede ordenar un seguimiento o una pinchadura del teléfono para tener pruebas de un delito, siempre que estuviere imputado o investigado en una causa. Entonces lo peligroso de esto es para qué lo hacían, para qué tenían las carpetas, por qué controlar a periodistas. De alguna manera era una maquinaria perfectamente programada para que lo que hacían llegara al más alto nivel. Supongamos que era Gustavo Arribas o Silvia Majdalani, pero arriba de ellos estaba Mauricio Macri, ¿para qué buscaban información?, ¿a efecto de qué la tenían y por qué hacían algo ilegal dentro de un estado de derecho?”, señala.

El mecanismo, además necesitaba la participación de medios y comunicadores aliados. “Hay muchos ex colegas que tienen la cola sucia. En los servicios hay muchos periodistas que trabajan en la tele y hacen de periodistas pero en el fondo les gusta ser servicios. Así actuaron en los últimos cuatro años. Por eso miran para otro lado, muchos medios tienen periodistas que han sido espiados y no dicen nada. El que no se presenta como querellante, es cómplice. No podés no hacer nada cuando ves que te están siguiendo, que tienen carpetas tuyas de tu vida privada o pública. La ley de inteligencia, en el Artículo 4, inciso 2, dice que esto es delito”.

El funcionamiento de la AFI, con el ingreso de Gustavo Arribas, marcó un nuevo momento luego de la salida de Jaime Stiuso. “Su estructura también había caído a bajo precio. “El que llegaba con la escoba nueva era Arribas, muy amigo de Macri, que dijo que jugaba bien al fútbol y además aseguró que era ‘pícaro’. Esos eran sus méritos. La verdad es que era un sector muy peligroso. Hasta ahora Macri no dijo nada, más allá de nombrar abogados para estar viendo lo que está en los expedientes. Pero estaría bueno que diga algo, que dé una explicación. El tema de los espías es un tema que nos pone en riesgo a todos, nos podría haber pasado a cualquiera y sin ninguna explicación ni fin. Cuántas causas debe haber en la justicia de personajes que no tienen nada que ver con el empresariado, el periodismo, la política y que alguna vez tuvieron problemas por ser extorsionados con carpetas que algunos jueces recibían por debajo de sus despachos”.

En el análisis del escenario, Villarruel pone el foco en la construcción de causas y la extorsión como mecanismo. “Como abogado me preocupa que mucha gente fue presa o privada de su libertad más allá de la responsabilidad o no que tenga en la comisión o no de un delito”; dice. “Acá hay complicidad de muchos jueces y camaristas, y eventualmente de la Corte Suprema por no tomar cartas en el asunto. Acá cuando se pone el tema político o el odio respecto de un color político o el otro, se deja de lado el debido proceso legal, alguien puede ser acusado de un delito y lo tenés que investigar con todas las garantías de la ley y las pruebas deben ser obtenidas legalmente por los jueces, no a través de anónimos, de escuchas ilegales, de documentos que aparecen en Palermo cuando un periodista va corriendo”, dice, en referencia a las escuchas que “le llegaban” a Luis Majul con las conversaciones entre Cristina Fernández y Oscar Parrilli. “Acá lo que pasa es que se persiguió a gente, con pruebas que eran nulas. Todo esto no vale en un proceso legal. La forma de seguir fue ilegal. Se plantó en la opinión pública que alguien es delincuente sobre la base de este tipo de información que está en contubernio con muchos periodistas. Si esto no estaba en los medios, en el momento en que se armaban las causas, no iba a tener el mismo efecto. Si los medios salen con la carpeta, la escucha, después el abogado presenta la denuncia y el juez dice que tiene a ‘fulano’ en base a las pruebas que presentó el abogado en la justicia. El tema de los servicios es que dan una base mínimamente ‘creíble’ para que un juez comience a actuar. Pero el tema es que hoy por hoy esa base nunca fue creíble y que había una banda de delincuentes que operaban para perjudicar a cualquier ciudadano pero sobre todo en profundidad en los temas políticos”.