“Hay que entender que el malestar de los otros nos perjudica y su bienestar nos beneficia”
Mayra Arena, la joven que contó en primera persona "qué tienen los pobres en la cabeza" y se ubicó entre las voces que referencian a las clases populares, dijo que la pandemia no volverá más empáticos a los ricos ni le resolverá los problemas a los pobres, pero sí pondrá en evidencia que las desigualdades perjudican a todos por igual.
miércoles, 3-junio-2020

Mayra Arena dice que la pandemia dejó al desnudo con más crudeza las desigualdades y cómo nos perjudica a todos cuando el otro la está pasando mal.
Una logica simple, casi desprovista de sentimentalismos y más cerca de las relaciones sustentables que de la vehemencia de la solidaridad, se impone en el mensaje que Mayra Arena asegura que quiere “meterle en la cabeza a los argentinos” y que será su lucha durante toda la vida. La referente social, estudiante de Ciencias Políticas y desde hace un par de años vocera de los pobres luego de su charla Ted a la que tituló “¿Qué tienen los pobres en la cabeza?”, dice que su objetivo es intentar “convencer y hacer entender que el bienestar del otro me conviene y el malestar del otro me perjudica”.
“En la salud es donde mejor se ve. Cuando voy a dar charlas por el país, siempre lo explico con el tema de la salud y en que en todos los países donde se vacuna gratuitamente se lo hace también en otros países limítrofes en las zonas fronterizas, porque si el otro está sano y vacunado me conviene. Con la economía también sucede lo mismo y ahora muchos lo empiezan a ver. Que el otro esté bajo esa frontera de la pobreza, me perjudica, aunque no lo quiera ver, y eso se está desnudando”, dice en una entrevista con Nada del Otro Mundo.
El contexto de pobreza y hacinamiento propició en los barrios los contagios masivos en los más populares de Buenos Aires, que cada día suman varios cientos de casos nuevos de coronavirus. “Las enfermedades son democráticas y atacan a cualquiera, el tema es que la prevención y la cura no son democráticas sino clasistas. En un contexto de riqueza no se tienen las mismas herramientas para prevenir ni para curarse. Eso se está viendo ahora en crudo, la desigualdad. Las personas que no pueden mantener la distancia social porque viven hacinadas, las que no pueden lavarse las manos porque el acceso al agua potable y corrientes es conflictivo, porque el alcohol en gel es caro, porque el jabón es caro. Eso se está viendo hoy más crudo que nunca. Lo sabíamos hace un montón, pero cada tanto pasan cosas que nos remarcan y recuerdan que en Argentina viven 15 millones de personas bajo la línea de pobreza”, asegura.
La oportunidad de que la pandemia abra nuevas vías para el contacto y la empatía social con los que la pasan peor no es sin embargo una posibilidad que Mayra considere con muchas chances. “Soy una convencida de que se puede luchar contra la pobreza y la aporofobia, pero no creo que la pandemia sea la cura mágica contra eso, porque hay una idiosincracia y una ideología que viene de años, medios de comunicación que inculcan el odio, comunicadores que intentan todo el tiempo vendernos odio”, dice y pone como ejemplo la muerte de Ramona, la dirigente social que reclamaba agua para sus vecinos en la Villa 31. “Baby Etchecopar dijo que si querían agua, que salieran a laburar, sin entender que no se puede salir a trabajar en un contexto de pandemia y sin conocer que el acceso al agua es una cuestión gubernamentativa, que depende de los gobiernos de turno y no de si tengo o no trabajo. El desprecio que existe hacia los pobres, hacia los que más necesitan, no creo que sea curado con una pandemia, La pandemia lo que va a hacer es remarcar las crisis y los ricos van a salir mucho más ricos, y los pobres mucho más pobres, y en el medio muchos trabajadores sin trabajo y muchas pymes destruidas. Eso hacen las crisis y si no hay políticas activas, ese va a ser el cuadro. No creo que cambie la perspectiva en un corto plazo. Lo sueño, pero creo que se necesitan mínimo dos décadas para que cambie esa perspectiva”, asegura.
Las extensiones de la cuarentena y el surgimiento de manifestaciones y grupos que se manifiestan como “anticuarentena” representan para Mayra el eje de un debate que falta dar. “Tenemos un problema y es que los que hacen las cosas bien, cumplen con la cuarentena, se aguantan las ganas de ver a sus seres queridos y recuperar sus vidas, los que la están respetando no sienten que haya una recompensa, porque cualquiera puede salir a la calle y violar la cuarentena, y no hay castigo. Debatamos que rompen la cuarentena y no hay castigo”, propone y enfoca la carga hacia las responsabilidades cívicas de los actos que alientan la desobediencia colectiva. “Hagamos que por lo menos los actos de las personas tengan consecuencias, porque si no los que están en sus casas respetando el aislamiento se cansen y no quieran respetarlo más, y se viene un pico y no queremos más muertos por el coronavirus”.