Juego de Tronos
El adelantamiento de las elecciones provinciales para el 12 de mayo dejó apuró la interna de Cambiemos y habilita diferentes miradas sobre el escenario cordobés y el nacional. Favorito en todas las mediciones, el triunfo de Schiaretti no sería mal recibido por Macri, quien se beneficiaría de que el voto de centroderecha del PJ cordobés no se traslade de manera masiva hacia una posible candidatura del peronismo en octubre, donde CFK aparece como la mejor posicionada en un escenario social y político cada vez más polarizado.
domingo, 9-diciembre-2018

Camilo Ratti
La jugada de Schiaretti de adelantar las elecciones para el 12 de mayo habilita múltiples análisis y no puede acotarse al terreno provincial. Córdoba es el segundo distrito electoral del país y lo que pase acá tendrá efectos en octubre. El argumento oficial del gobernador y sus alfiles fue que se buscó “desnacionalizar” la elección mediterránea. Y eso tiene varias lecturas posibles.
La primera es que, en una economía en recesión, las selfies del gobernador con su amigo Macri ya no rinden como antes. Por primera vez desde que llegó a la Casa Rosada, es mayor la imagen negativa del Presidente que la positiva en la Provincia que fue clave para su triunfo en el 2015. Favorito en todas las encuestas, hoy Schiaretti le ganaría a Ramón Mestre, a Mario Negri, a Héctor Baldassi o a Luis Juez, los cuatro aspirantes de Cambiemos que añoran desbancarlo.
“No hay forma de que Macri haya sacado en Córdoba el 70% de los votos hace tres años sin la anuencia de UPC. Entonces, si se nacionaliza la elección provincial, la decepción de ese electorado con el gobierno nacional puede trasladarse a una opción antipolítica, habilitando el surgimiento de algún candidato antisistema, que rompería el equilibro cordobés, y eso no le conviene a Schiaretti. Cuando la situación económica es grave, profunda, como la que estamos viviendo, se pone en crisis el sistema de representación, de ahí la jugada de separar la elección provincial de la nacional”, explica a este portal el politólogo Andrés Daín, de la consultora JWC.
De todos los aspirantes de Cambiemos para la gobernación, el único que no viene de la política -aunque hace 4 años que forma parte del sistema-, es Baldassi. Como su estrategia es no hablar ni intervenir en el debate político, el hombre de Río Ceballos sigue conservando un perfil independiente, por “fuera” de la política tradicional.
El adelantamiento de los tiempos provinciales anula cualquier alquimia macrista en este sentido.
Aunque va a incidir en la interna cordobesa, un triunfo de Schiaretti no le vendría nada mal a Macri en sus aspiraciones reeleccionistas.
Amigos son los amigos
Schiaretti ha sido el mejor interlocutor que tuvo Macri a la hora de votar leyes antipopulares en el Congreso por fuera de su propio espacio. Los une una relación de amistad y el Gobernador se ha mostrado previsible para el Presidente. Es un dirigente confiable desde la mirada macrista. De los propios que aspiran a derrotarlo, sólo Baldassi es PRO y 100% fiel a sus intereses. Cero “feeling” con Mestre y buena relación con Negri. A Juez ni siquiera se lo tiene en cuenta, más allá de que el pasado viernes lanzó su campaña en el club Hindú.
El ex árbitro hizo una gran elección en 2017, pero es improbable que el radicalismo entregue el candidato a gobernador. Menos con un Macri en descenso. Además, una cosa fue ganarle a Llaryora en elecciones legislativas y otra muy diferente enfrenar en una ejecutiva al peso pesado de UPC, hoy en el poder y con todas las herramientas para hacer política: inauguración de obras de alto impacto, sobre todo en la capital (Circunvalación, gasoductos, cloacas, políticas sociales), situación financiera controlada, diálogo y dinero para intendentes -propios y ajenos- y ningún escándalo de proporciones que salpique una imagen positiva que en muchas localidades supera el 60%.
Nada está dicho en la interna provincial de Cambiemos y todas las fuentes de esa alianza aseguran que Macri va a meter la cuchara para favorecer a su candidato en Córdoba. Ahora, un triunfo en Córdoba puede ser un arma de doble filo. Alzarse con una provincia importante, clave en su estrategia electoral, sería un gran punto de partida para su campaña reeleccionista. Pero puede tener un efecto indeseable a las aspiraciones macristas: si Schiaretti pierde, ¿a dónde van a ir a parar los votos peronistas en octubre?.
CFK no es –nunca lo fue- del paladar del PJ cordobés y el armado de un amplio frente opositor al neoliberalismo se cocina a fuego lento. Pero está claro que una parte importante del electorado peronista no va a votar en octubre a quien venga a levantar la mano del vencedor de Schiaretti el 12 de mayo a la noche. Se llame Mestre, Negri o Baldassi.
En una sociedad polarizada, hay muchísimas chances de que en octubre esos votos no vayan a Cambiemos. Por eso para Macri es negocio un peronismo dividido, y el triunfo de Schiaretti en Córdoba alimenta esa posibilidad. Lo fortalecería como dirigente nacional, con capacidad de influir en la contienda grande. “Si el gobernador gana, es claro que no apoyaría una candidatura de Cristina”, advierte Daín. “En estos 3 años no dio señales de lo contrario”, agrega el politólogo.
Desde el búnker de CFK saben que Schiaretti nunca se va a pronunciar a su favor, porque eso no le rinde en una provincia esquiva al kirchnerismo. “Hoy el objetivo es que deje de criticarla en público”, le dijo una fuente a este portal, luego de reunirse con uno de los principales operadores de la expresidenta, que recorre las provincias con la pipa de la paz en el equipaje.
Todas las encuestas muestran una polarización fuerte en el escenario nacional.
La avenida es apenas un sendero
Algunos consultores ligados al macrismo le hacen llegar al gobernador cordobés números que lo ubican con chances de disputar la Presidencia. Después de Sergio Massa, sería el peronista mejor posicionado, por encima de Urtubey o Pichetto. Sin embargo, la “ancha avenida del medio” que pregonó el massismo hoy no sería más que un angosto sendero.
“Estamos en una etapa muy polarizada de la sociedad. En todos los estudios e investigaciones de campo que hacemos, los resultados muestran que la gente va hacia los extremos. Pasa con Cristina, con Macri o con Vidal, a quienes muchos asocian como una dirigente moderada. Por eso no veo espacio para el peronismo federal. Cuando cae Macri, sube Cristina, la gente busca expresiones nítidas”, resalta Daín.
La encuesta nacional de Gustavo Córdoba y Asociados del mes de noviembre arroja resultados similares: “Se está produciendo una suerte de polarización electoral anticipada, beneficiándose tanto Mauricio Macri como Cristina Fernández”. En la encuesta se midió a Vidal, Massa y Urtubey.
Existe un consenso entre todos los consultores y politólogos de que el kirchnerismo tiene un núcleo duro del 30% del electorado, y que otro 30% volvería a votar a Macri en 2019 como candidato de la Alianza Cambiemos. Sin los radicales, el PRO apenas supera el 20% a nivel nacional.
Sacando el voto de la izquierda -cuyas expresiones deberán trabajar la unidad si quiere tener alguna incidencia nacional- hay un 40% que no tiene una identificación clara. Lo que no quiere decir que esté buscando una tercera opción. “La gente busca expresiones nítidas, no hay una avenida del medio. Ese porcentaje del electorado está contaminado o influenciado por distintas cosas y discursos, pero no quiere decir que esté buscando una alternativa a Cambiemos o lo que pueda expresar un frente opositor con Cristina a la cabeza”.
Para octubre falta casi un año, para mayo solo cinco meses. Y aunque las preocupaciones ciudadanas pasen por las fiestas o si se van a poder ir a algún lugar de vacaciones, el ajedrez electoral arrancó con el anuncio de Schiaretti. Los peones salieron a la cancha.