“La CGT está cruzada por las internas”

El periodista Mariano Martín analizó el rol de la CGT respecto a la reforma laboral. La dirigencia sindical ya dejó de lado el paro y negoció la aceptación de una reforma laboral blanda. La voltereta discursiva de su cara visible Juan Carlos Schmid (había dado a entender que votaría a Cristina y se desdijo) fue sólo la prueba concreta de que la central obrera toca un bombo amarillo.

 miércoles, 20-septiembre-2017

La CGT evitó expresiones fuertes contra Macri, pero dijo que será el paro más fuerte en ocho años.


Lo sinuoso del discurso de Juan Carlos Schmid fue, finalmente, el botón de muestra de algo mucho más importante: la CGT estaría dispuesta a aceptar una reforma laboral blanda. El periodista Mariano Martín, de Ámbito, analizó qué cosas dejan al desnudo los dichos de Schmid, quien dio a entender que votaría a Cristina y después se desdijo diciendo que votaría a Randazzo: “Hay desmanejos, idas y vueltas. La CGT no es el escenario uniforme ni el organismo con una sola voz que supo ser en varias etapas. Al contrario, es una institución cruzada por las internas, sacudida por la indiferencia de la clase política“.

Este último punto reviste interés: la CGT perdió influencia. Para Martín, estuvo hasta ahora frente a “un gobierno no peronista que había decidido no prestarle demasiada atención”. “Los sindicalistas están acostumbrados a sentarse en la mesa de negociación de los grandes temas, pero ahora quedaron destinados a ser un elemento de aceptación de una política económica de ajuste o bien -a lo sumo- de protesta testimonial, dado que no hay cohesión interna“, agregó Martín.

Es cierto que la situación cambió. El gobierno necesita negociar con el sindicalismo la reforma laboral. Y eso sucedió en la última reunión entre los dirigentes y el ministro Triaca. “La CGT dice que no va a entregar los convenios colectivos. Quieren salvaguardar la CGT y el resto del modelo sindical: el monopolio de la representación, las obras sociales”, contó Martín en Nada del Otro Mundo. ¿Cuál es el riesgo? A los sindicalistas les preocupa que los acuerdos individuales puedan aplicarse en áreas donde hay un sindicato nacional que vaya en una dirección y uno distrital que vaya en otra.



Los dirigentes sindicales serían flexibles en ciertos puntos: “Negociarían en dos áreas concretas. Un blanqueo laboral, sin costo para la CGT, y prácticas formativas, lo que conocemos vulgarmente como pasantías”. EL primer punto es un perdón de deuda para empleadores que tuvieran a su personal no registrado y el Estado aportaría para que los empleados sean blanqueados. Respecto a las pasantías, la CGT quiere que los que ingresan a las prácticas estén regidos por un convenio colectivo de trabajo. “La lectura sencilla sería: que sean pasantes pero que aporten a un gremio“, aportó Martín. Hay, también, otros puntos menores, como la creación de un organismo que arbitre los reclamos de afiliados a obras sociales, y la revisión de intervenciones de sindicatos.

Del paro, ni se habló. Es una opción ya olvidada y deshecha en una reunión anterior. “Triaca de hecho va a reforzar el gesto de haber recibido a la CGT y va a ir a la central de la calle Azopardo para participar de un acto, un remedo de los gestos de mandatarios peronistas. Hasta del propio Juan Perón”, relató Martín. Al parecer, Triaca quiere “recordarles aquellos momentos de amistad y vínculo con el Ejecutivo”. La CGT recuperaría peso y poder a cambio de aceptar una reforma edulcorada. Una opción light, sin el nocaut de la versión brasileña. Perder, pero por puntos.