A diferencia de lo que plantearon los discursos hegemónicos, los jóvenes no estuvieron ajenos a la pandemia.
De acuerdo a un estudio, el mayor impacto fue en la salud mental en donde el 75% de la población manifestó haber sentido ansiedad y estrés.
La mayoría sufrió las consecuencias de la virtualidad escolar y casi la mitad tuvo la necesidad de trabajar para colaborar con la economía familiar.
La errónea mirada adultocéntrica
A dos años del comienzo de la pandemia, los discursos hegemónicos acerca del comportamiento de lxs adolescentes y jóvenes durante la pandemia distan mucho de la realidad.
Ni opositorxs a las políticas sanitarias, ni desinteresadxs por los efectos de la crisis y mucho menos a gusto con la educación virtual.
De acuerdo a un estudio realizado por la Facultad de Ciencias Sociales de la UNC entre noviembre y diciembre del año pasado, la mayoría de lxs personas entre 14 y 22 años manifestó su preferencia por la presencialidad escolar.
Lo más valorado fue la explicación cara a cara de los profesores.
Compartir el aula con compañerxs y encontrarse con amigxs en la escuela fueron otros aspectos apreciados y añorados.
A su vez, la delicada situación socioeconómica no les fue ajena.
Un 46,5% manifestó la necesidad de salir a trabajar para ayudar en la economía doméstica y un 30% sintió la pérdida de empleo de algún miembro de la familia.
Tampoco desempeñaron un rol pasivo en cuanto a la participación social y las acciones solidarias.
El 42% de lxs jóvenes participó más que antes de la pandemia en distintos ámbitos sociales, políticos y religiosos.
Si bien se trató de una solidaridad expresada de manera más individual o de forma asociativa en términos de grupos de pares o barriales, la mayoría se involucró en colectas/donaciones y muchxs se encargaron de realizar compras a familiares y vecinxs.
No la pasaron bien
De las 493 personas encuestadas, más del 75% afirmó que el efecto más fuerte de la pandemia recayó sobre la salud mental.
Más de la mitad dijo haber sentido ansiedad y angustia.
Dichas emociones aumentaron en el caso de las identidades feminizadas y no binarias en relación con las masculinas.
Con el mundo patas para arriba, expresaron el impacto negativo en otras dimensiones de sus vidas.
Más del 60% vio afectadas sus actividades culturales y deportivas.
Casi la mitad experimentaron dificultades para mantener vínculos con amigxs y familiares producto del contexto.
A pesar de esto, un gran porcentaje reconoció apoyo y confianza principalmente en sus amistades.
Otro dato relevante es que lxs adolescentes no fueron opositorxs a las medidas sanitarias.
A fines del año pasado, el 91,2% de lxs encuestadxs tenían colocada al menos una dosis de la vacuna contra el Covid 19 y el 74,2% ya poseía dos dosis.
Mientras el mundo se encontraba patas para arriba y los discursos adultocéntricos los estigmatizaban, lxs jóvenes se sintieron olvidadxs.
Más del 60% consideró que las políticas destinadas a ellxs fueron pocas o nulas y el 55% opinó que no se tuvieron en cuenta sus intereses.