Florencia Pon

La libertad es un estado en la mente

Que sí, que otra vez renovaron su fe, le pusieron un repuesto al impuesto que sale creer. Poco a poco y volviéndose loco, Uma recorrió el escenario vestido con túnicas, rebotando entre instrumentos, magnífico. Pero de otro planeta la presencia de Carca, su voz, satánica, infinita, el único capaz de calzar esos zapatos, explotó. A mi gusto sólo faltó ese texto de las cosas que desaparecen, para darle el toque, el retruco al infierno. Pero ellos sabrán porque.
Un show político aunque sólo se lea entre líneas, el vértigo que surge en la comisura del labio de Dárgelos cuando se regocija de estar en un teatro cantando “Pasto”, y qué rico se siente el sabor de declararse culpable de lo que nunca será, qué mejor lugar.
Y lo dijo, no acata límites.
Distintos sin duda, repitiendo “ya no quiero ser un anormal”, un oxímoron en la boca de Adrián que nació para ser la imagen del distinto.
Babasónicos se reversiona como quien se mira en el espejo y se dice “otra vez, chabón!, no aprendés nada”, “bueno, ahora te lo explico de vuelta…” , así como la sociedad hoy se encuentra pisando el palito del esclavo, Babasónicos invita a “enseñarme a ver, otra vez”, habla de volverse ciego y de volver a creer en algo que nos enseñe a ver otra vez, a empezar a hacer algo nuevo y pagar un impuesto de fe, para poder ver quiénes somos.
Y después remata con “Putita”, con toda devoción, mientras marchaban las mujeres a metros del hotel que los hospeda. Babasónicos siempre supo tratar a las mujeres incitando a su libertad en cada melodía, así pinta iglesias, así tira bombas Babasónicos, y suenan muy bien.
El show, menos que el Colón, sin pantalla, ni Dárgelos caminando entre pasillos (hubiese sido realmente bueno verlo caminar en el pasillo), vestido de una mezcla de arlequín y príncipe medieval.
Mariano Roger despista cantando de repente “Capricho”, con coros de Uma, una gloria “reclamando su lugar”.
Jugando entre Dios y el Diablo, hablando de lo invisible, de lo que ninguno de nosotros jamás entendería, de ser así, sin hipocresía en el templo de la hipocresía, viajando al corazón de la basura, Babasónicos habla de chismes de zorros y lobos al final de la noche, con la lágrima cruda, Babasónicos habla el idioma de Babel, si lo entendés, lo entendés.