La paja en el ojo ajeno
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, cargó toda la responsabilidad de la violencia vivida hoy en el Congreso a la oposición, a quien calificó de “diputados piqueteros”, y los acusó de ser los responsables de haber tenido que levantar la sesión. Justificó la militarización del Parlamento, insistió en defender el proyecto de ley previsional sin ningún argumento técnico y no puso fecha para una nueva sesión.
jueves, 14-diciembre-2017

A través del Jefe de Gabinete, el gobierno buscó minimizar y sectorizar una protesta masiva y diversa.
Por Camilo Ratti
La violencia que ayer y hoy se vivió afuera y adentro de la Cámara de Diputados parecer ser, desde la mirada del Jefe de Gabinete, otra obra del kirchnerismo y no de la falta de cintura política de un gobierno que habla de diálogo y tolerancia, pero con actúa a fuerza de balas y aprietes financieros a sus adversarios.
En conferencia de prensa, Marcos Peña aplicó al pie de la letra las máximas de Duran Barba: no importa la verdad, importa destruir a tu enemigo. Y con ese libreto cargó a la oposición la responsabilidad por el fracaso de una sesión decidida a las apuradas, que bien lejos estuvo del consenso que tanto pregona el gobierno macrista, porque ni siquiera estaban garantizados los votos de los diputados que el Presidente y sus funcionarios negociaron con los gobernadores. Hasta la iglesia pidió que no se votara esta ley, y lo hizo saber desde el Papa hasta los curas villeros.
En la época de la posverdad, Peña sostuvo que “la reforma previsional, que readecuará la fórmula de cálculo de la movilidad ajustada por inflación, va a dar previsibilidad al sistema, porque además incorporará el 82% móvil para los jubilados con más de 30 años que cobren la mínima”. Todos los especialistas en temas previsionales sostienen lo contrario, y la inmensa mayoría de argentinos, medidos por el propio gobierno en sus encuestas de opinión, rechazan el proyecto tal cual está.
Luego Peña recordó que el Senado votó el proyecto y que se discutió con los gobernadores. Es cierto, lo que no dice el Jefe de Gabinete es que en esas conversas con los jefes territoriales el gobierno nacional les dejó en claro quién es el que maneja la famosa “caja”, tan denostada en el gobierno anterior y que hoy goza de buena salud, dejando sin muchas chances de libertad de opinión a varios de esos caciques que no comulgan con Cambiemos.
Sin perder la compostura –Peña rara vez lo hace-, quien es uno de los cuatro funcionarios que participa de las decisiones más íntimas y decisivas con Macri, habló de “acción deliberada de violencia” por parte de los diputados opositores, “que hoy cruzaron una raya que no se había cruzado, convirtiéndose en piqueteros en la cámara de diputados, atropellando al presidente de la Cámara”.
En la rueda de preguntas, Peña continuó el relato que Carrió inició en el recinto, y se despegó de la escalada represiva que impulsa el gobierno que integra: “Hoy no permitieron debatir porque representan a una minoría que opta por la violencia en lugar del diálogo y la democracia, nosotros no vamos a seguir ese camino porque la mayoría de los argentinos están asqueados dela violencia y la intolerancia. El cambio que eligió la Argentina dijo basta a la prepotencia”.
Cuando le preguntaron si era propicio tratar este tema en un clima de tanta tensión, volvió a cargar las tintas en la oposición: “Sería triste para la democracia que la extorsión de los violentos tuercen el debate. El proyecto es bueno, tiene el consenso de los gobernadores y refleja a la mayoría del parlamento, así que vamos a seguir trabajando con las autoridades parlamentarias para ver cuándo retomamos el debate”. Esa mayoría hoy no se sentó en sus bancas, e inclusive la oposición denunció que hubo diputruchos, por lo que la discusión sigue abierta, adentro y afuera del Congreso.