La política del garrote

Por decisión del gobierno nacional la represión duró hasta la noche, a pesar de que la sesión por la reforma previsional se había levantado apenas pasadas las 15. El saldo fueron decenas de detenidos y personas que se desconoce su paradero, diputados golpeados, periodistas baleados y una conclusión evidente: que el macrismo construye su legitimidad política a partir de balas y gases, enfrentando la protesta social a pura violencia.

 viernes, 15-diciembre-2017


Antes de que la concentración convocada para las 14 en el Congreso tomara forma, fuerzas de Gendarmería y la Policía Federal empezaron a barrer la zona. El objetivo era que las masivas columnas de las centrales sindicales, movimientos sociales y partidos políticos opositores al macrismo, no conformaran una masa de gente en contra de la reforma previsional que diera la vuelta al mundo.

Lo que busca mostrar el gobierno de Macri a los organismos multilaterales y al poder financiero que acompaña su gestión, es que está dispuesto a reprimir la protesta social al costo que sea. Con el absoluto respaldo político que tuvieron en la represión que terminó con la muerte de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel en el sur, policías y gendarmes tiraron gases y balas de goma en pleno centro porteño hasta que se levantó la sesión en Diputados, apenas pasadas las 15, y luego siguieron una cacería que continuó hasta la noche, con un saldo de periodistas baleados, diputados heridos y una treintena de detenidos.



Anoche, los abogados de las organizaciones de derechos humanos confeccionaban un listado de los arrestados. La Correpi contabilizaba 37 personas y había 17 personas de las que se desconoce el paradero.

Con la orden de la ministra Patricia Bullrich, cuestionada hasta por la propia Carrió, las fuerzas de seguridad barrieron la plaza del Congreso con balas de goma y gases durante seis horas, le tiraron gas pimienta en los ojos a la diputada Mayra Mendoza, golpearon al diputado Matías Rodríguez, que perdió su conocimiento, y dispararon a quemarropa con postas antidisturbios contra los fotógrafos que hacían su trabajo.

Escudos, hidrantes y policías montados en motos haciendo disparos coparon la calle para confirmar que el gobierno de Macri está dispuesto a todo a la hora de reprimir.

Sesión caliente

La tensión que se vivía afuera del Congreso se trasladó al recinto, cuando el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, abrió la sesión aduciendo que estaba el quórum para iniciar el debate. Fue cuando los diputados del Unidad Ciudadana, el massismo y la izquierda se le abalanzaron aduciendo que no estaban los números necesarios, lo que habilitó una asperísima discusión, que casi termina a los puños. Minutos después, y a pedido de Carrió, Monzó levantó la sesión.