La salud pública, enferma de neoliberalismo

El gobierno pondrá en marcha el sistema de Cobertura Universal de Salud, que se presenta como un sistema para mejorar y hacer más eficiente la atención a las personas sin obra social. En realidad, esconde el germen del achicamiento del rol del Estado en salud y el principio de la privatización.

 jueves, 5-octubre-2017

El ministro de salud, Jorge Lemus, fue el encargado de presentar el nuevo sistema.


La CUS fue presentada en Mendoza como un plan de ampliación y modernización del sistema de salud para personas sin obra social. La identificación mediante carnet y la informatización del sistema de turnos e historias clínicas, pueden entusiasmar al principio. Sin embargo, especialistas cuentan que la realidad es todo lo contrario. “Es un sistema que tiende a la privatización de la salud a través de un seguro. Cobertura no es acceso. Yo te puedo dar una credencial, pero el acceso se refiere a la equidad, a que uno pueda acceder a lo que necesita. Si no el que no tiene queda en la base por falta de dinero”, replicó Daniel Gollán, médico sanitarista y ex ministro de Salud de la Nación.

El nombre es engañoso, en Argentina hay cobertura universal desde 1946. Este modelo viene de la OMS para países que no tienen cobertura universal, propiciado por el FMI, el Banco Mundial y las grandes farmacéuticas a escala mundial“, contó Gollán. ¿En qué se basa el sistema? El gobierno entrega a los beneficiarios una credencial, que “da derecho a una canasta básica de prestaciones ínfima” y todo lo que se haga por encima “hay que pagarlo”. Otro de los problemas, es que este sistema sólo contempla al paciente enfermo: “Deja por fuera todo lo que sea preventivo y la promoción de salud. Es siempre desde el punto de vista de la asistencia médica”.

Respecto a la informatización del sistema, Daniel Gollán recordó que, en mayor o menor medida, “todas las provincias tienen el sistema informatizado”. Sin embargo, destacó que faltan agentes de atención médica y que “sin el personal de salud, la informatización no sirve para nada”.

El programa tiene un presupuesto de alrededor de 1000 millones de dólares, que surgen de 8.000 millones de pesos del Fondo de Redistribución Solidaria y otros 8.500 millones de parte de una deuda que tiene OSDE con el Estado (gran parte pagados en cuotas). “Esa plata, que parece mucha, dividida por los 15 millones de personas que son los beneficiarios, dividida por 12 meses, da un total de 44 pesos por mes por persona. Más 4 pesos de la cuota de OSDE, son 48 pesos. ¿Qué se puede hacer con eso?“, se preguntó el sanitarista.

Gollán alertó sobre el debilitamiento del sistema gratuito: “Puedo asegurar que vamos a pasar a pagar muchas más cosas que las que pagamos hoy. Lo dice el texto de la ley y pasó en todos los países que implementaron este sistema”. Esto incluye también a los medicamentos, ya que sin el programa Remediar, habrá que volver a pagar muchos de ellos. “Los cálculos varían, pero entre 40 y 80 por ciento del precio del medicamento es lo que deberá pagar la gente”, cerró Gollán.

La margarita de las prestaciones

Gollán explicó que, en paralelo al CUS, se está tratando la creación de un organismo: la Agencia de Evaluación de Tecnología Sanitaria. “Su rol es decidir qué prestaciones de salud va a seguir pagando el Estado y cuáles se van a quitar del Programa Médico Obligatorio (PMO)”, relató Gollán. O sea, de aprobarse esto, este organismo deshojará la margarita sanitaria, quitando algunas de las prestaciones que hoy el Estado está obligado a cubrir.