Una pandemia que no se termina y un mercado laboral que no logra recuperarse de manera plena y equilibrada en todo el mundo.
Según una previsión de la OIT, el desempleo alcanzará a unas 207 millones de personas en este 2022 y serán los países en desarrollo los que sufrirán la peor parte.
En Latinoamérica, el 93 por ciento de las mujeres que perdieron su trabajo por la crisis del coronavirus continúan desocupadas.
Diferentes y desiguales
Así como la ley no termina siendo igual para todas las personas, la pandemia tampoco lo fue y lo es para todos los trabajadores del mundo.
De acuerdo al informe “Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo” de la OIT, el planeta sigue sufriendo los embates del coronavirus y son las naciones con menos recursos las que se llevan la peor parte.
La continuidad y permanencia de la pandemia provocó que cambien las proyecciones.
En lugar de una reducción del 1 por ciento en el déficit de horas de trabajo con respecto al 2019, para este 2022 esperan un 2 por ciento.
El desempleo mundial se ubicará en 207 millones.
Sin embargo, las perspectivas de recuperación del mercado de trabajo son mucho más favorables para Europa que para regiones como América Latina, el Caribe y Asia Sudoriental.
Mientras en los países de ingresos altos tiene una tasa de empleo temporal que ronda el 15 por ciento, en los países de ingresos bajos y medios representan más del 30 por ciento.
Además, en las regiones más ricas se produjo la mitad de la disminución del desempleo mundial entre 2020 y 2022.
Las condiciones laborales más diversas, los altos porcentajes de empleo informal, los sistemas de protección social más débiles y las condiciones de pobreza preexistentes conforman un panorama desolador para las regiones más vulnerables del planeta.
En ese sentido, la OIT propone alcanzar el éxito en cuatro pilares fundamentales como el crecimiento económico y el desarrollo inclusivo; la protección de todos los trabajadores; la protección social universal, y el diálogo social.
Castigadas otra vez
Otro punto que destaca la OIT está relacionado al duro golpe que recibieron las mujeres en el mercado laboral. Sobre todo aquellas que pertenecen a los lugares más pobres.
El 93 por ciento de las latinoamericanas que perdieron su trabajo por la pandemia, continúa desocupada.
El porcentaje equivale a unas 4 millones de trabajadoras que no pudieron recuperar y/o conseguir otro empleo.
De esta manera, el índice de desocupación se ubica 3 puntos por encima del que hubo en el año 2019.
Un 12,4 por ciento sobre un 9,4 por ciento.
El confinamiento y las medidas sanitarias para prevenir la circulación del virus perjudicaron las actividades económicas que cuentan con mayor presencia femenina, como el empleo doméstico, la hotelería, la gastronomía y al sector de servicios.
Si bien la OIT estima que las repercusiones desproporcionadas de la pandemia sobre el empleo de las mujeres se reducirá en todo el mundo en los próximos años, también prevé que continuará existiendo una brecha bastante importante.