Andrés Repar

 

columnista alreves.net.ar

Las tarifas de gas van camino a una tragedia

En invierno, a una familia mediana, una garrafa de 10 kilos dura una semana.

La tarifa de gas se compone de la suma del precio del gas a los productores llamado PIST (Precio en el Ingreso al Sistema de Transporte, del Precio del Transporte) y el Margen de la Distribuidora de cada región.

La tarifa final se estableció en este año 2017 por los valores del Gas boca de pozo (PIST) determinados por una resolución del Ministerio de Energía y Minería válida para todas las cuencas productoras y los valores del Transporte y la Distribución por varias resoluciones ad hoc del ENARGAS (Entre Nacional Regulador del Gas)

Es decir, las Tarifas no han surgido como resultado de un mercado abierto y competitivo sino de la determinación del Estado nacional con vigencia federal.

En el año 2016 se produjeron cambios notables en el proceso de suministro de gas. Hubo menor consumo, menor importación por menor consumo y precios internacionales más bajos que en el 2015. También después de varios años de declinación de la producción gracias a la acción de una YPF nacionalizada se logró un incremento cercano al 4% de la producción local. Todos estos cambios en la matriz productiva e importadora no fueron debidamente tratados en las audiencias públicas recientes.

El poder Ejecutivo aún tiene la asignatura pendiente de informar debidamente los costos de la producción de gas, ya sea antiguos o nuevos. El ministro Aranguren aun hoy se reserva el derecho de informar sobre ellos. Además, cada año se debieran ajustar las condiciones de los suministros, las innovaciones tecnológicas y facilidades de infraestructura.

Es llamativo en este sentido la insistencia notable del ministro Aranguren con un supuesto mercado de producción de gas natural. Simula descaradamente que ese mercado existe cuando en realidad el precio del gas boca de pozo surgió de resoluciones del PEN.

En este contexto simula que en el futuro se va a establecer un mercado productor de muy difícil concreción por la baja cantidad de actores (4 suman el 75%). Simula no sólo el presente sino también el futuro.

En realidad, la forma moderna de actuación de producción de recursos naturales se halla en el mundo impregnada de políticas de los estados. El Estado nacional y los estados provinciales licitan y controlan inversiones. Se controlan la exportación y las reservas.

Se condicionan las producciones con correspondientes controles ambientales y de calidad. También los derechos del trabajo en su relación equilibrada con la producción. No es sólo el capital y Estado asociado sino también el trabajo como ente de categoría fundacional en un desarrollo de un proyecto nacional.

El modelo Aranguren saltea muchas de estas premisas y dispone precios del gas sin condicionamientos de contraprestación y exploración.

Estas consideraciones se respaldan en conceptos tales como que los servicios de energía en general y de gas en particular deben ser previsibles, confiables y económicos para que se estructure una visión integradora y no parcial de cada sector. Al establecer estas premisas, el Estado puede promover la incorporación de recursos energéticos nuevos múltiples. También el Estado y el ente de control de la producción del gas pueden preservar la disponibilidad con un adecuado manejo del las reservas y el control de la exportación del bien. O promover exploración en las áreas de alto riesgo.

El hecho concreto es que la determinación del precio PIST de los valores de cuenca los ubica entre los precios más altos de los países productores del mundo.

Su precio promedio de cuencas para los Residenciales de la zona GBA-Litoral llega a 2,59 $/m3 equivalente a 116$/U$ a 0,162U$/m3, que en unidades de medidas gasífera llega a 4,6U$/MBTU. Este precio es superior a los valores de boca de pozo de por ejemplo todos los países americanos desde Canadá a EEUU, Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú. Brasil y Bolivia. Es del orden del 50% superior. Con respecto al transporte este valor posee una reducida tarifa (0,2 $/m3) producto de que la inversión las ha hecho el estado. Pero el margen de distribución donde el estado no aportó inversiones hoy se les reconoce una cifra de 1,50$/m3 equivale a 0,93U$/m3 y 20% sobre la media de las distribuidoras de gas importantes del mundo.

Es así que la cifra final de un residencial medio (2,59+0,2+1,5) llega a 4,29 $/m3. A este valor se le debe incorporar la incidencia del cargo fijo y varios impuestos con lo cual se llega a un valor de más de 5,8 $/m3. Un valor que en dólares (a 16$/U$) es de 0,36U$/m3. Este valor a usuario residencial en el año 2001 al final de la convertibilidad estaba en 0,20 U$/m3. Es decir, hoy estamos pagando por el gas en dólares casi el doble. Esto determina una transferencia de dinero a las empresas productoras y distribuidoras enorme. El consumo de los residenciales del país es el 25% del total y el monto diferencial llega respecto al 2001 a 1.927millones de dólares.

Una transferencia de los bolsillos de cada argentino a una estructura empresarial que no brilla por su competitividad. En Bolivia se extrae de pozos extra profundos y condiciones zonales extremas a 2,20, cuando aquí Aranguren reclama 6,8 U$/MMBTU. Ello significa para todos los segmentos consumidores en el 2019, es decir residenciales, comercio, industria y usinas eléctricas. En términos cinematográficos vamos directamente a un abismo industrial argentino, es decir una tragedia. En este sentido hablar de gradualidad y de términos del equilibrio en la consideración del valor de la energía en relación a la economía nacional y al desarrollo pierde sentido. Es tan grave el panorama que es necesario hablar de manipulación y exacción de recursos a la población en el borde de lo penal por parte de los funcionarios públicos de energía de este gobierno.