Loco suelto
Ni el coronavirus lo detiene. Desde aquel momento en que juró por la memoria del torturador de Dilma Rousseff durante el impeachment contra la ex presidenta de Brasil, hasta hoy en plena crisis epidemiológica mundial, Jair Bolsonaro continúa provocando a través de declaraciones irracionales y tomando decisiones que ponen en riesgo a su pueblo. Ahora lanzó una campaña audiovisual en donde repite la frase “Brasil no puede parar” como una advertencia amenazante para todos los trabajadores de su país.
viernes, 27-marzo-2020

A medida que transcurren los días, Jair Bolsonaro supera increíblemente el nivel de irresponsabilidad ante la falta de medidas contundentes para frenar y prevenir el coronavirus
“Por la memoria del Coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, el pavor de Dilma Rousseff”, dijo en el año 2016 el Capitán del Ejército Brasilero, Jair Bolsonaro. Quizás esa fue una de las frases más crueles y sádicas que se lo haya escuchado decir. En aquel momento, el diputado del Partido Progresista votó a favor del juicio político de la ex mandataria recordando a quien fuera su torturador durante la dictadura militar brasilera. Luego de incontables declaraciones ultraderechistas y provocadoras del actual presidente, hoy su gobierno lanzó una campaña audiovisual en donde advierte al pueblo trabajador – incluidos los enfermos por coronavirus – que “Brasil no puede parar”, en referencia a la cuarentena obligatoria que la mayoría de los países del mundo están implementando para prevenir y enfrentar la pandemia.
Frente a la falta de sensatez del militar retirado, 26 de sus 27 gobernadores aseguraron que seguirían las recomendaciones de la OMS para frenar el COVID-19 – que registra al día de hoy 2985 personas infectadas y 77 de muertos en el vecino país-; su ministro de Salud Luiz Henrique Mandetta advirtió que el sistema sanitario podría colapsar el próximo mes; y los especialistas alertaron que “los pobres van a morir en las puertas de los hospitales” ante la rápida propagación del virus en las superpobladas favelas. También recibió fuertes críticas del presidente del Banco Itaú, Candido Bracher, quien expresó irónicamente que “echaba de menos a un administrador de crisis en el Ejecutivo”. Aún así, Bolsonaro sigue firme en su necedad de priorizar el funcionamiento de la economía por sobre la salud de la población y está generando un clima de discordia y caos social.
“Bolsonaro tiene razón”, fue otro de los hashtags que se viralizó y marcó tendencia como manera de apoyar las no-medidas del presidente. Anoche hubo protestas con caravanas de vehículos en distintas ciudades –Camboriú, Curitiba, Aracaju- organizadas por camioneros y empresarios oficialistas que exigían la apertura de comercios, al mismo tiempo que avalaban las decisiones del gobierno. “Vamos a aislar a nuestros ancianos y tratar a los enfermos, ¡el resto necesita volver a la guerra!”, rezaba la convocatoria. Como otra forma de presionar para que se abandone la cuarentena, Bolsonaro ordenó suspender el pago de beneficios a trabajadores estatales que estén trabajando desde su casa, y amenazó a los gobernadores y alcaldes que le “llevan la contra” con que deberán pagar los aportes patronales mientras dure el aislamiento.
Mientras tanto, en los estados de Río de Janeiro y San Pablo, se escucharon calificativos como cobarde, ignorante, fascista, criminal y un contundente “Fuera Bolsonaro”. El jefe de Estado brasilero pareciera estar más preocupado por responder a los grupos económicos que lo apoyaron durante su campaña a la presidencia y que, seguramente, podrían respaldarlo en una futura reelección. Lo cierto es que ya tiene siete peticiones de juicio político en el Parlamento de Brasil que aún no avanzan porque el presidente de la Cámara, Rodrigo Maia, todavía no decidió hacer lugar a la solicitud. “Por más que yo considere que el presidente esté cometiendo delitos contra la salud pública, tenemos que cuidar una crisis por vez”, explicó Maia.