Durante estos últimos días, la falta de dólares fue uno de los titulares repetidos en los distintos medios hegemónicos de la República Argentina.
El acceso a las divisas es un problema recurrente vinculado, principalmente, a la fuga de capitales que ejecutan los grandes fondos de inversión y a los pagos de deuda que realiza nuestro país.
Al mismo tiempo, aparece una significativa especulación financiera frente al posible arreglo con el FMI que, con la suba del tipo de cambio y el alza en los precios, termina afectando la recuperación económica e impactando en el bolsillo de la gente.
Divisando los verdes
En medio de las presiones frente a un posible acuerdo con el FMI, emergió con fuerza la falta de dólares que sufre el país.
A pesar de que los grandes medios le dedicaron varios titulares al tema, se indagó muy poco en las causas que dan origen a un problema recurrente y estructural de la economía argentina.
Hablamos con el economista Francisco Cantamutto, quien nos brindó su mirada sobre la escasez de divisas y las dificultades para acceder a las mismas.
“La principales fuentes de salida de dólares son la fuga de capitales, los pagos de deuda y la remisión de ganancias y utilidades al exterior”
Francisco Cantamutto, economista y doctor en Ciencias Sociales.
En ese sentido, el investigador de Conicet recordó que, durante la pandemia, tanto acreedores oficiales como acreedores privados continuaron cobrando parte de sus créditos.
Si bien admitió que la fuga de capitales no fue tan grande como en la gestión anterior por la existencia de múltiples tipos de cambios y las restricciones en la compra de dólares, señaló que se sostuvo a través de mecanismos más sofisticados.
Otra de las razones que enumeró Cantamutto para explicar la falta de dólares tiene que ver con el déficit comercial. En una economía sumamente extranjerizada fruto de las reformas neoliberales, surge la exigencia de importar bienes finales, intermedios e insumos para la producción.
Frente a este panorama, el gobierno nacional buscó incentivar el aumento de exportaciones para abastecer de dólares las arcas del país.
Sin embargo, agregar valor, generar más trabajo y/o avanzar en niveles de complejidad tecnológica en los productos que se venden al mundo no es una tarea que pueda hacerse de la noche a la mañana.
El impacto en la economía doméstica
Teniendo como telón de fondo las negociaciones para el pago de la deuda con el FMI contraída por Cambiemos, una de las preguntas apunta a cuál es el verdadero impacto de la falta de dólares en la vida diaria de la población argentina.
Según Francisco Cantamutto, la escasez de divisas es clave para la economía porque limita la continuidad del crecimiento y las posibilidades de expansión.
Hay un montón de empresas que necesitan importar en grandes proporciones y se les complica su funcionamiento.
A su vez, otro de los factores que incide en la microeconomía está vinculado con la “profecía autocumplida” – ante la posibilidad de que falten dólares en el futuro – con el consecuente adelantamiento de decisiones en el plano financiero.
“Los movimientos de los tipos de cambio generan incertidumbre y una fuerte especulación sobre los precios que termina afectando la recuperación económica y el bolsillo de la gente”
Francisco Cantamutto, investigador de Conicet
Hasta ahora, el camino elegido por el gobierno nacional para enfrentar la falta de dólares fue reestructurar la deuda y fomentar las exportaciones por distintas vías, incluyendo actividades de carácter extractivo.
Para el economista, se podría haber optado por detener los pagos de deuda alegando las significativas irregularidades en materia legal y evitar así la pérdida de un montón de dólares valiosos que hubieran servido para defender el tipo de cambio.
El papel del arreglo con el FMI
Mientras algunos sectores aseguran que acordar con el FMI daría previsibilidad y permitiría recuperar el acceso a dólares financieros, olvidan que Argentina está emitiendo deuda a tasas muy elevadas lo que eleva el riesgo de impago en el corto plazo.
También ocultan que el organismo buscaría una aceleración del proceso de consolidación fiscal que limitaría la capacidad de gasto del Estado y obligaría a un reajuste de las tarifas de los servicios.
A su vez, sin un acuerdo con el FMI, las presiones macroeconómicas de salida de recursos se incrementarían.
El país se encuentra ante una “encerrona” porque ninguna de las salidas es buena.
En definitiva, el punto central de las negociaciones termina resumiéndose en si se privilegia el pago de una deuda cuestionada en lo legal y en lo político, o si se prioriza atender las necesidades urgentes de la población.