Luis Juez, todos los bondis posibles

Mestre deslizó la posibilidad de acercarse a Luis Juez, pensando en fórmulas electorales hacia 2019. El embajador en Ecuador ya había dado señales favorables días atrás. No sorprendería de un dirigente acostumbrado a las acrobacias.

 martes, 8-agosto-2017

Enemigos íntimos: Luis Juez y Ramón Mestre le abren la puerta a una posible fórmula en 2019.


Aunque intentó bajarle el tono, la respuesta de Mestre fue un indicio: “Estamos en el mismo frente electoral, mantenemos conversaciones”. Eso dijo el intendente a Cadena 3 cuando le consultaron sobre la posibilidad de compartir fórmula o acercarse electoralmente a Luis Juez, uno de sus enemigos políticos históricos, hoy bajo la misma carpa totémica amarilla del macrismo.



No será un movimiento desconocido para Juez, un cuerpo político ya curtido en esto de hacer giros bruscos. Es un dirigente surgido del peronismo tradicional de Córdoba (faltaba mucho para que se conociera como “cordobesismo”), donde ocupó el cargo de director de Vialidad y luegó el de Fiscal Anticorrupción. Ese fue su trampolín: denunció a funcionarios del delasotismo, tuvo que dejar el cargo y formó el Partido Nuevo.

Con ese partido, su chispa inoxidable y bajo el lema “se acabó el choreo” arrasó en las elecciones municipales del 2003. El desencanto con la política tradicional post 2001 fue el contexto ideal para su ascenso. En el Partido Nuevo no había barreras ideológicas y era una amalgama con poca experiencia militante. El enemigo máximo tenía un nombre: José Manuel de la Sota.



Luego de perder la gobernación -sospechas de fraude mediante- en 2007 se acercó al santafesino Hermes Binner y su Frente Amplio Progresista. Juez ponía los pies decididamente fuera del plato peronista (durante su intendencia, la relación con Kirchner fue buena). En el 2009 saltó al Congreso como senador, donde profundizó su enemistad con radicales cordobeses. Por ejemplo, con Oscar Aguad, a quien tildó de “facho” y lo acusó de haber robado durante la intervención en Corrientes.



En 2015 da el salto desde las filas progresistas y se suma a las huestes de la derecha junto a Mauricio Macri -a quien había tildado de “inútil, gorila y cheto”- y el radicalismo cordobés. En esas elecciones provinciales, fue jefe de campaña de…¡Oscar Aguad! Ese mismo año dio otra sorpresa: desplazado por Macri de los principales lugares de las boletas, se presentó a las elecciones municipales por fuera. Y buscó una aliada inesperada: la ex esposa de su némesis. Junto a Olga Riutort cosechó un rotundo fracaso electoral, terminando en cuarto lugar. Luego de un breve lapso como concejal, Macri le compró pasajes a Ecuador y lo mandó a ese país como embajador.

Hoy, bajo la carpa amarilla del macrismo se está construyendo otra autopista que parecía imposible: la que una a Mestre y Juez. Enemigos íntimos, es cierto. Es arar un campo minado, pero la cintura de Juez es a prueba de balas y su verba inagotable, seguramente, balbuceará alguna explicación en tono de humor.