Ni una monas
La Mona Jiménez hablaba de Nicolás Maduro y dijo: “Le vamos a coger la hija”. El aberrante comentario misógino lo pone ante una situación desconocida para él: la del rechazo generalizado.
martes, 6-junio-2017

“Le vamos a coger la hija”. Esa elección como insulto a Nicolás Maduro es toda una definición de un pensamiento. La penetración como una forma de agresión. Una mujer como objeto de esa agresión. El audio es del 26 de mayo, cuando la Mona, subido al escenario del Sargento Cabral, vociferó: “Que se vaya a la mierda Maduro, rápido, urgente. Si no voy a ir para allá y le voy a cortar la… no. Le vamos a coger la hija y listo”.
Hay un momento de la frase, esos puntos suspensivos, donde la Mona decide. La amenaza al presidente venezolano iba a ir por lo fálico, pero la Mona frena, mete esos puntos suspensivos, y decide que la agresión va a ser vaginal. ¿Por qué en el vértigo de su verborragia le resultó preferible la agresión a una hija que al propio Maduro? Una hija que, como dato de color, Maduro no tiene. Sólo tiene un hijo varón que se llama Nicolás, igual que su padre.
A días de una nueva y masiva marcha contra la violencia machista, a días del femicidio de Ana Rosa Barrera, las palabras de la Mona caen como una bomba imposible de digerir, incluso entre aquellos dispuestos a comprender los vaivenes emocionales e ideológicos de ciertas personas, abrumadas por su propio personaje. “Le vamos a coger la hija” está muy lejos de cualquier límite y del rumbo del pensamiento de época, incluso con una mirada ancha. Y sólo genera estupefacción y rechazo.
No es la primera vez que la Mona se mete en estos terrenos para tropezar invariablemente con su propia misoginia. Seguramente llegarán las disculpas públicas, un post en su Facebook, una conferencia de prensa como mucho. Pero esta vez, el eco de sus palabras parece haber llegado más lejos que nunca. El ídolo popular máximo de Córdoba va a contramano de su tiempo hace rato. Y cada día a mayor velocidad.