“Nuestros problemas no empezaron con Benetton, sino en 1885”

Gerardo Nilian es mapuche, profesor del Instituto Superior de Culturas Aborígenes y explica en este diálogo con Al Revés la lucha por la defensa de las tierras ancestrales de su comunidad. “El conflicto viene desde la campaña del desierto, con la conformación de los estados nacionales de Argentina y Chile, que no respetaron lo que sí había reconocido la Corona Española sobre nuestros territorios”.

 sábado, 23-septiembre-2017

Gerardo Nilian, mapuche, integra el colectivo de organizaciones que sostienen los derechos de los pueblos originarios.


Por Camilo Ratti

La extranjerización de la Patagonia a través de la compra de tierras donde viven desde hace miles de años los pueblos originarios no es nueva, ni empezó con el empresario italiano Luciano Benetton o el inglés Joe Lewis, íntimo amigo del presidente Macri. Arranca con el genocidio que Julio Argentino Roca llevó a cabo a partir de 1879, cuando encabezó la conquista a sangre y fuego de ese vastísimo territorio que empezaba en las fronteras sur de Buenos Aires y Córdoba, y se extendía desde el océano Atlántico al Pacífico.“Lo que los mapuches llamamos Wallmapu, territorio ancestral mapuche”, explica Gerardo Nilian, mapuche y profesor del Instituto Superior de Culturas Aborígenes de Córdoba.

Lo realizado por Roca es conocido: masacró a quienes habitaban esas tierras para extender los territorios del incipiente Estado nacional argentino, y repartir esas riquezas naturales a los terratenientes de Buenos Aires y Europa. Nunca importó el cómo, ni sigue importando 150 años después, porque los mapuches y los otros 37 pueblos originarios reconocidos como tal en nuestro país, siguen sufriendo la persecución y el despojo de sus tierras y conocimientos ancestrales. En todo caso, hay algo más de sofisticación en los métodos, y hasta ahí desde que Cambiemos gobierna el país.

“El conflicto no empieza con Benetton, viene desde la campaña del desierto de Roca, que arrasa con tierras que no eran un desierto, porque en la Patagonia vivíamos muchos pueblos. El Estado Argentino busca extender la franja de Alsina, que cruzaba la provincia de Buenos Aires y Río Cuarto hacia el sur, donde vivían los Ranqueles, los mapuches y los Pehuenches”.

Nada nuevo bajo el sol

Perseguidos, explotados, asesinados, los mapuches vienen resistiendo desde el siglo XIX este avance colonizador, y hoy son sistemáticamente atacados por la acción conjunta entre altos funcionarios del gobierno nacional con terratenientes (nacionales y extranjeros), quienes encuentran en la demonización de su resistencia una excusa para seguir expoliando territorios que contienen recursos naturales de altísimo valor económico desde la visión occidental-europea: el agua y el petróleo, por citar dos de los más importantes.

“El conflicto no empieza con Benetton, viene desde la campaña del desierto de Roca, que arrasa con tierras que no eran un desierto, porque en la Patagonia vivíamos muchos pueblos”.

Gerardo Nilian, mapuche, profesor del Instituto Superior de Culturas Aborígenes de Córdoba.

Pero la tierra, como todo lo que nace de ella, no tiene dueño individual para los pueblos originarios, es comunitaria, un escollo insalvable para la concepción de la propiedad privada del sistema capitalista que domina la Argentina, y el mundo entero. Y aunque la lucha por sus derechos ancestrales nunca aflojó, la desaparición de Santiago Maldonado a partir de la represión de Gendarmería colocó a los mapuches en el ojo de la tormenta. Pero la realidad mapuche es mucho más compleja de como la presentan los grandes medios de comunicación, fundamentalmente porteños, que irradian y construyen sentido en todo el país.

“En la Patagonia hay -aproximadamente- 64 o más identidades territoriales, donde cada una tiene su autonomía, cada grupo es una sociedad sin estado, aunque muy bien organizada”, explica Nilian. “El concepto de propiedad privada no existe, no se aplica a los pueblos originarios, para nosotros la tierra es comunitaria. Y a pesar de que tienen la misma raíz cultural, hay diferencias territoriales y hasta diferentes formas en el lenguaje”.

El fascismo de ayer y de hoy

Nilian aporta un dato central para comprender esta suerte de disputa que el gobierno introdujo para asociar a los mapuches con oscuros intereses extranjeros, y hasta de relación con grupos extremistas: “La Corona Castellana reconocía las tierras a los mapuches y a los comechingones, pero el Estado Argentino y Chileno, desde su conformación, niegan esos derechos”.

En este sentido, el profesor del Instituto de Culturas Aborígenes de Córdoba advierte que “la derecha argentina y chilena meten miedo con eso de que queremos hacer un estado aparte. Y aquí también hay diferencias, porque hay grupos que plantean esto de la nación mapuche, y otros que no comparten esa visión pero sí se reivindican derechos en el marco constitucional de un Estado Plurinacional. Facundo Hualas es un líder que tiene una visión más autonomista, que no es la misma que la de la RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) que tiene una posición de acción no mapuche”.

En lo que sí se unieron estas identidades mapuches, “Futal Mapu” (grandes territorios mapuches) “fue en defendernos primero de la expansión del Incario, luego del Castellano y desde hace 200 años de los estados argentino-Puelmapu y chileno-Gulumapu, donde la persecución y el hostigamiento a los pueblos originarios se da casi de la misma forma”, cuenta Nilian, de origen y familia Guluche.

Prorrogar la Ley 26.160

Para todos los referentes de los pueblos originarios, es fundamental la prórroga de la Ley 26.160, que suspende los desalojos de las tierras de las comunidades indígenas en todo el país, y vence el 23 de noviembre próximo. Dicha legislación contempla “la emergencia en materia de posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas originarias del país” y suspende “por el plazo de la emergencia declarada, la ejecución de sentencias, actos procesales o administrativos, cuyo objeto sea el desalojo o desocupación de las tierras”.

Además, reconoce la personería jurídica de las comunidades y la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan, y regula la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano. “Aunque hay que decir, y esta es la crítica que le hacemos a esta ley que impulso el gobierno de Néstor Kirchner, que muchas comunidades no tienen personería jurídica y son las que más conflictos tienen”, aclara el profesor.

“Por cómo viene actuando en relación a los mapuches, y en general con todos los pueblos originarios, es casi seguro que Macri va querer que no se prorrogue esta ley, por eso estamos pensando distintas acciones para que sí se prorrogue. Tenemos que hacer un trabajo de información y concientización con el resto de la sociedad, y estamos pensando en movilizaciones en cada uno de los territorios donde existen pueblos originarios”, dice Nilian, integrante de un pueblo bravo, que si ha logrado mantenerse vivo es a fuerza de luchar contra todo para defender su cultura y su tierra.