Desde la Liga Patriótica de 1920 a los bombardeos de 1955, los aviones fueron utilizados para asesinar al pueblo argentino.
Con una fuerte conexión internacional, los ataques aéreos buscaron sofocar reclamos laborales y quitar los derechos obtenidos para instalar de manera violenta la precariedad entre lxs trabajadorxs.
Para el investigador Alejandro Covello, la masacre de Plaza de Mayo fue el atentado terrorista más grande que tuvo nuestro país y el mejor omitido por el sistema político argentino.
Bombas para el pueblo
De ser un medio de transporte para trasladar personas de un lado a otro, a convertirse en un elemento de reconocimiento y destrucción del enemigo desde las alturas.
Los aviones cumplieron un papel sanguinario en la historia argentina.
Fueron partícipes fundamentales de las masacres y atentados contra el pueblo
En diálogo con Al Revés, el investigador Alejandro Covello describió los terribles episodios que sirvieron para sofocar movimientos sociales y políticos, anular reclamos laborales y quitar derechos de manera violenta.
El autor de Batallas Aéreasidentificó como un primer momento la Semana Trágica de 1919 donde las aeronaves trasladaron al personal militar y a los grandes oradores que difundían la ideología de extrema derecha.
Allí, la Liga Patriótica – un grupo paramilitar integrado por las clases altas – y su brigada de aviadores participaron de la represión a los grupos anarquistas y comunistas que pedían por los derechos de lxs trabajadorxs.
Murieron más de mil personas y la ciudad de Buenos Aires fue sitiada
Pero el hecho fundante es laMasacre de Napalpí de 1924 cuyo juicio por la Verdad comenzó recién este año.
El avión que masacró a las comunidades originarias en Napalpí en 1924
Es la primera participación de una aeronave lanzando armamento de guerra sobre lxs habitantes del territorio
Con un plan de suma crueldad, realizaron un trabajo de reconocimiento de las tolderías de las comunidades Qom y Moqoit en el Chaco y arrojaron caramelos como cebo para niñxs y madres.
El reclamo por las condiciones de trabajo esclavizantes y la crisis de la industria algodonera en Estados Unidos formaban parte del contexto.
Pero el hecho más impactante para el escritor es el Bombardeo de Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955.
No había un conflicto interno, no teníamos guerra con un país extranjero, ni existían movilizaciones callejeras.
“Era un día normal en la vida de Argentina. Aparecieron más de 20 aviones y arrojaron bombas. Luego vinieron tres oleadas más de bombardeos”
Alejandro Covello
Tiraron 9 toneladas de munición de guerra.
Murió más gente que en Guernica
Además de sembrar el terror, el ataque significó la quita de derechos adquiridos.
Dos meses más tarde, tiene éxito el Golpe de Estado y Argentina ingresa al FMI.
La Semana Trágica de 1919 en Buenos Aires
La omisión histórica
Año tras año, los atentados de la Embajada de Israel y de la AMIA son recordados por el Estado Nacional.
Hubo 29 y 84 víctimas fatales respectivamente.
En los Bombardeos de Plaza de Mayo de 1955, los muertos fueron más de 300.
“Fue el acto terrorista más grande de la República Argentina”
Alejandro Covello
Sin embargo, no se organizaron ceremonias conmemorativas y ningún presidente habló un 16 de junio.
Al igual que la Semana Trágica y la Masacre de Napalpí, fue un hecho borrado de la memoria y omitido por el sistema político argentino.
A su vez, para Alejandro Covello el ataque aéreo representó un acto totalmente cobarde porque se amedrentó a un pueblo totalmente indefenso.
En contraste con lo sucedido en Guernica, la ciudad de Buenos Aires no contaba con túneles, ni refugios antiaéreos y mucho menos milicias que respondieran al fuego aéreo.
Planificaron mejor la huida que el mismo bombardeo
De acuerdo a su trabajo de investigación, el autor explicó que los aviones escaparon a Uruguay cuando se quedaban sin combustible y sin munición.
Por ende, no había posibilidad ni de defenderse ni de capturar a los responsables de la masacre.
En una línea que va desde 1920, pasa por la Masacre de Napalpí, los bombardeos a Plaza de Mayo de 1955 y los vuelos de la muerte durante la última Dictadura Cívico Militar, los aviones oficiaron como un arma letal contra el pueblo argentino.
Como toda historia, sirve para leer nuestro presente.
Pero si está omitida, seguramente habrá un mal diagnóstico del presente que no nos permitirá salir del lugar donde estamos actualmente.