“Para el poder económico, el problema siempre son los trabajadores”
Martín Schorr, autor de “El viejo y el nuevo poder económico en la Argentina”, aseguró que las clases dominantes siempre se han opuesto a una mejor y justa distribución del ingreso. El investigador también remarcó que son sectores ligados a la concentración de capital, que generan poco empleo y que viven del Estado.
lunes, 19-abril-2021

El sociólogo Martín Schorr consideró que el poder económico argentino representa un obstáculo para un modelo de desarrollo inclusivo.
La pandemia visibilizó – una vez más – las profundas desigualdades que existen en nuestro país y de qué lado de la mecha se encuentran quienes concentran la riqueza. Además de no “colaborar” con el descenso de los precios de los alimentos y de resistir a la mejora de los salarios, hay alrededor de 80 multimillonarios que iniciaron acciones legales para no cumplir con la ley del Aporte Solidario y Extraordinario de las Grandes Fortunas aprobado en diciembre pasado.
Para Martín Schorr, autor de “El viejo y nuevo poder económico en la Argentina”, el poder económico del país nunca estuvo dispuesto a distribuir de manera justa y equitativa el ingreso a lo largo de la historia. “No se proponen como una burguesía nacional que procura cambiar la estructura productiva y romper los lazos de dependencia externa”, lanzó.
“De acuerdo a la visión de estos estos sectores, el problema de la economía siempre son los trabajadores y sus reclamos salariales”, aseguró en diálogo con Nada del Otro Mundo. En ese sentido, comparó la conducta de la élite empresarial anterior a los años ’70 que, si bien “pataleaban” por las demandas obreras, necesitaba de la existencia de salarios altos porque vivían del mercado interno. “Ahora el crecimiento de estos sectores se basa en la exportación. Generan poco empleo y están ligados a capitales muy concentrados: solo 50 empresas de ese poder económico concentran el 70% de las exportaciones”, remarcó.
Por otro lado, el investigador apuntó a otros exponentes de la burguesía argentina actual cuyo crecimiento económico también se apoya en prebendas del Estado (obras públicas, juegos de azar, medios de comunicación, servicios públicos privatizados). “Son núcleos que no son competitivos internacionalmente, por lo que ahí no hay un planteo de encuadrar el proyecto de Argentina en un esquema de reindustrializaciónen, ni mejorar cuantitativa y cualitativamente la inserción de nuestro país”, lamentó.
A su vez, el doctor en Ciencias Sociales consideró que el rol del Estado en la puja redistributiva pierde fuerza frente al peso histórico que tienen estos grupos empresariales en todo lo que produce y exporta el país, como así también en lo poco o mucho que invierten o la cantidad de empleo que generan. “Son actores principales del déficit fiscal. Pero, del otro lado del mostrador, aparecen financiando al Estado”, indicó. “Su capacidad de veto a la intervención estatal es enorme”, opinó.
“En definitiva, el comportamiento del poder económico en la Argentina termina controlando y definiendo cómo nos vestimos, qué comemos, de qué manera tenemos luz, gas y agua, en aras de un modelo de desarrollo que no llega nunca”, finalizó.