Perdiendo el control

La nueva versión del coronavirus comenzó a arruinarle las fiestas al Reino Unido, que en las últimas horas se convirtió en la bomba supercontagiosa de una nueva cepa del Covid-19, que no es más grave pero sí tiene una capacidad de dispersión mucho mayor que la anterior. En ese país, la cantidad de contagios y de internaciones alcanzó su punto más alto desde abril y el gobierno ordenó reinstalar las restricciones más duras para evitar mayores daños.

Desde ayer domungo, más de 16 millones de habitantes de la región de Londres y del sureste inglés volverán a la fase cuatro, que -a la inveersa que en Argentina- implica el nivel más alto de limitaciones a la circulación y el contacto interpersonal. El nuevo virus es la razón y el anunció de Boris Johnson se apoya en la evidencia científica que muestra un 70% más de capacidad de contagio en esta cepa que surgió en la zona y que amenaza con hacer colapsar el sistema sanitario.

Como ejemplo, las cifras registradas en las últimas 24 horas indican que hubo 36.000 contagios en un día, el pico más alto desde la llegada de la pandemia. Ante este escenario, las fiestas quedaron canceladas, las reuniones prohibidas y la circulación limitada a lo mínimo indispensable. “Es una enfermedad mortal y debemos controlarla, lo cual es más difícil con esta nueva variante”, dijo Mat Hancock, titular de la cartera de salud del Reino Unido, en una entrevista con Sky News. “Todo el mundo, en particular quienes viven en regiones designadas Nivel 4 deben comportarse como si tuvieran el virus”, agregó y dijo que la nueva cepa “está fuera de control”.