Que las palabras no se las lleve el viento

Si es una estrategia distractiva del gobierno en su peor momento desde que asumió, no se sabe aún. Lo cierto es que de golpe, el oficialismo tomó la discusión sobre la despenalización del aborto como eje discursivo y pasó a la ofensiva con el propio Presidente, quien ayer reunió a sus legisladores en Olivos y les pidió “un gran debate. Un debate verdadero, un debate profundo. Más allá de mi posición, estoy a favor de la vida, me parecen legítimas todas las posiciones”.

Dentro del elenco oficial la mayoría está en contra de despenalizar la interrupción del embarazo, y piensan como Macri. El propio Marcos Peña, otra de las voces influyentes del gobierno, lo expresó la semana pasada. Y tampoco estarían dispuestos a tratar el proyecto la semana que viene, como reclaman las organizaciones de mujeres que llevan a cabo la Campaña Nacional por un Aborto Seguro, Legal y Gratuito.

Desde la oposición y las organizaciones exigen una discusión seria sobre el tema, y le reclaman al gobierno que no utilice políticamente un tema que provoca que 500 mil mujeres se practiquen abortos clandestinos y sea la principal causa de muerte en el país, sobre todo entre las mujeres pobres.

El 8M, no

Ante el pedido de las organizaciones para tratar el proyecto en una sesión especial el 8 de Marzo, Día Internacional de las Mujeres y fecha del paro mundial, en el gobierno prefieren estirar el debate y que la discusión pase por distintas comisiones del Congreso antes de bajar al recinto. Incluso, ayer Macri hizo saber que “me encantaría ver en la televisión a dos legisladores de Cambiemos defendiendo posiciones distintas y al salir del canal se sigan respetando. El debate es importante, pero es importante que también seamos respetuosos”.

Las opiniones en el Parlamento entre los que están a favor y en contra están parejas, pero la mayoría son los que no tienen una posición definida, e incluye a todos los bloques. Tanto, que Máximo Kirchner, uno de los promotores de la despenalización, había reclamado “salir a buscar voto por voto” para apoyar el proyecto, consciente de que no será fácil convencer a propios y extraños.

Como en muchos otros temas difíciles, lo que ocurra el 8 de marzo en la calle será un factor de peso entre los legisladores “indecisos”, sobre todo entre los de la oposición, y un desafío para saber si el “debate profundo” que pretende Macri y compañía va en serio, o es una cortina de humo para no hablar de la economía y otros temas que desvelan al gobierno.