Antonio Gaspar

Sobre pañuelos blancos y gauchos disfrazados

Monumento al General Martín Miguel de Güemes en la capital salteña.
Tras el último sábado 24 de Marzo conmemorado en todo el país, en Salta hubo una paradójica particularidad que provocó una de las semanas más tensas en donde el rencor, los prejuicios, lo latente, y los más absurdos argumentos de una falsa derecha pobre salieron a la luz.
Una gran movilización de personas con banderas de diferentes colores tomaron las calles de Salta a diestra y siniestra, desde las de izquierda hasta las kirchneristas. Todas las organizaciones salieron a entonar las consignas de Verdad, Memoria y Justicia.
En ese intersticio que propone la masa movilizada pintaron pañuelos blancos en las calles, en el espacio de todos. Quizás debería haber sido una anécdota, sin embargo, pintaron arriba de los pañuelos blancos en un monolito que recuerda el lugar donde balearon a Martín Miguel de Güemes, y aprovecharon para desplegar los más rancios sentimientos en contra de las organizaciones de derechos humanos.
“Gauchos disfrazados”, dijo la cineasta Lucrecia Martel con conocimiento de causas salteñas. Y entonces salieron las hordas que estaban ocultas, escondidas en una larga siesta provinciana a maldecir en nombre del Héroe Gaucho.
Las botas volvieron a las calles, pero esta vez con bombachas y facón, a despintar lo consideraban una “afrenta”. Aprovecharon esos deshechos de fiesta oligarca para salir a defender lo indefendible.
Y despintaron. Y los volvieron a pintar. Tildaron de “vandalismo” a los pañuelos y a su tinner la “limpieza”. La reserva moral de la Patria son ahora esos gauchos valientes que luchan contra la feministas, los troskos y los locos de Hijos.
Un disfrazado de sombrero y guitarra, Oscar “Talero” Blanco, trasnochado de La Casona, organizó una pantomima de montonera gaucha en la gran cruzada por despintar. Se debe aclarar que pintaron de día y se despintó de noche, en la plaza frente a la Central de Policía, centro clandestino de detención de presos políticos, a una cuadra de la plaza central, donde no se puede tirar un papel sin ser visto por las cámaras de seguridad del Gobierno. En esa plaza tiraron un pañuelo.
El Gobierno tardó en expedirse y fue conciliador.
El negacionismo, la teoría de los dos demonios, el curro de los DDHH, la injusticia para las víctimas del terrorismo, el 2X1, las domiciliarias a los genocidas y le pedido de perdón y olvido se lo montaron en las alforjas de Güemes y lo pasearon por los medios de comunicación como estandarte. Zurdos, subversivos, asesinos, comunistas, abortistas, ateos, apátridas, secuestradores fueron las palabras que se volvieron a utilizar en nombre de las buenas costumbres
Estos disfrazados de bombacha y camisa a cuadros, pañuelos también, fueron más contundentes y avanzaron en su cruzada católica, conservadora y de la gente como uno. Fueron hasta una escuela en Vaqueros y pintaron los pañuelos con azul censura, llegaron por la noche a una escuela de música y las garabatearon con aerosol, tomaron por asalto el Portal de la Memoria y destruyeron en 5 minutos más de 40 años de trabajo de las organizaciones que trabajaron por recuperar el sentido de democracia, justicia, memoria y libertad, entre tantas otras.
No todas son malas y hay sonrisas también. Las compañeras de Asamblea Feminista Salta organizaron una jornada de “Mateada por la Memoria” y desde el Dispositivo Integral de Abordaje Territorial (DIAT) del barrio San Benito, organizaron una nueva pintada de pañuelos en el conflictivo sudeste capitalino. Las chicas del Sedronar demostraron que para los empleados de Nación no todo está perdido y plantaron lucha simbólica junto a Hijos Salta, la Asociación Lucrecia Barquet y la Agrupación Oscar Smith del sindicato de Luz y Fuerza.
La posdata es que ese monumento de Güemes recuerda el lugar en donde Martín Miguel fue emboscado por las tropas españolas. El gaucho verdadero fue cruzado a altas horas de la noche gracias a la traición de las familias de las clases altas salteñas. Esas familias que lo entregaron por revolucionario, independentista, confiscador de bienes para la defensa de la Patria son los que ahora levantan las banderas con un nuevo sentido más tradicionalista y conservador. Muchos son los que dicen en Salta que si Güemes se despertara varios serían los que pasarían a degüello, incluyendo el mismísimo Urtubey, con Olmedo y la gran mayoría de las familias oligárquicas que están entregando la provincia a manos extranjeras.