Temer, el equilibrista

La Cámara de Diputados de Brasil votó contra el apartamiento del presidente Temer para ser juzgado por corrupción. Una vez más, el Congreso brasileño decide lo que debería decidir el pueblo en las urnas. Ahora, con Temer firme, la derecha va por la reforma previsional.

 jueves, 3-agosto-2017

Desde que salió a la luz la denuncia, Temer supo hacer equilibro en la cornisa y mantenerse en el cargo.


La cámara de diputados de Brasil votó por rechazar la denuncia contra el presidente Michel Temer por corrupción y su apartamiento del cargo. Luego de que saliera a la luz un audio del presidente con el empresario Joesley Batista hablando de un soborno a Eduardo Cunha (además de un video de un asesor del presidente cobrando una coima), la denuncia atravesó distintas etapas y encontró su freno en la Cámara de Diputados.

Para que la denuncia fuera aprobada, se requerían el voto favorable que dos tercios de los diputados, hecho que finalmente estuvo lejos de suceder: 263 diputados rechazaron la denuncia, 227 votaron a favor, hubo 2 abstenciones y 19 ausencias. Si hubiera sido aprobada la denuncia, Temer habría sido apartado de su cargo por seis meses para ser juzgado por el Supremo Tribunal Federal. Diputados de la oposición mostraron pancartas contra Temer y valijas con billetes falsos, impresos con la cara del presidente.



“No es una victoria personal de nadie, es una conquista del Estado democrático de Derecho y de la fuerza de las instituciones”, dijo el presidente Temer, quien llegara al palacio de Planalto luego de un golpe de Estado institucional contra Dilma Rousseff. Esta decisión de la Cámara de Diputados no implica que Temer no será juzgado sino que no lo será ahora. El funcionario enfrentará el proceso correspondiente al dejar la presidencia. Su mandato termina en diciembre del 2018.



Con la silla presidencial más firme, el presidente Temer ahora encarará su nuevo objetivo: la reforma previsional. Para conseguirla, necesita tres quintos de los votos en el Congreso. Sería un paso más en la serie de reformas anti pueblo, luego del congelamiento del gasto público por 20 años y de la reforma de flexibilización laboral.


“No es una victoria personal de nadie, es una conquista del Estado democrático de Derecho y de la fuerza de las instituciones”.

Michel Temer, presidente de Brasil que accedió al cargo vía golpe de Estado